Muerdo sembró semillas de magia en Paraguay

Las cosas que nos gustan. El aroma del café inundando la cocina. Un matecito caliente en invierno o un tereré refrescante en verano. Disfrutar una conversación cálida con amigos. Sanar. Crecer. La calma de estar en paz.

Muerdo desató toda su inspiradora energía en una noche y dos conciertos en Asunción.
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Todos estos momentos o estados se condensaron en el concierto de un cantautor español que vino a regar Asunción con su magia. Se trata de Muerdo, quien desde hace más de 10 años viene, guitarra en mano y con su canto a los cuatro vientos, intentando cambiar el mundo. Intentando generar eso que nos gusta en nuestra mente y en nuestros corazones.

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Como un jardinero profesional, quien conoce a sus plantas, a sus flores, quien sabe cuánto regarlas. Así, en diferentes intensidades es como Muerdo maneja su voz a su antojo y gusto. Tan solo con su guitarra y su voz el músico puede crear climas de hipnosis, que nos llevan a confirmar que la alegría y la esperanza, en un mundo cada vez más hostil, son nuestros cables a tierra.

Entre canciones, Muerdo aprovechó para conversar con la gente de manera fluida y muy distendida.

Cuando se había anunciado su presencia aquí, muchos seguidores de este cancionista se manifestaron. Por ello, el primer concierto se dio en el escenario del Centro Cultural de España Juan de Salazar, que lo presentó de cara a su bello patio. Así entre la arena, las plantas, los frondosos árboles y la brisa que casualmente para ese momento se volvió menos calurosa, el pasado viernes 25 comenzó el ritual.

Todas las almas que hasta ahí llegaron salieron, sin dudas, conmovidas y tocadas. Es que Muerdo tiene una capacidad de dejarte embelesado con su arte. Tanto su canto, su toque y hasta su andar arriba y abajo del escenario, son magnéticos.

Compartir no solo canciones es algo esencial para este artista oriundo de Murcia.

Con sus canciones que fusionan el folclore, el reggae, el pop, atravesadas por su voz con aires de cantaor, Muerdo se llevó a la gente al bolsillo ya que conversó entre tema y tema, repudió las guerras, y entre cigarrillos y cervezas compartidos con el público, cantó las canciones más bellas y conmovedoras. La gente no reparó en hacer de coro y muy afinado, para más sorpresa.

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Cerca del final del concierto en el “Juande”, institución que hizo posible su venida y donde esa mañana Muerdo tuvo una charla con artistas y admiradores, él invitó a una chica que había conocido en esa jornada y cuyo canto le cautivó también a él. Clara muestra de que no solo él cautiva sino que se deja cautivar.

Muerdo se entregó con todo a su público paraguayo.

Así llegó el “feat” en el escenario con la también mágica Lucero Sarambí, dueña de una voz profunda, dulce y poderosa. Y es que estas conexiones genuinas, espontáneas, orgánicas, cobran un cariz aún más especial porque nada es forzado, al contrario todo fluye por el poder de la música y la belleza de los seres humanos.

“Semillas” fue el tema elegido para cantar a dúo, y pareciera a propósito para ese momento el nombre de la canción y lo que dice: “Y tiraré semillas a la tierra / Semillas que muy pronto brotarán / Y traerán amor y llevan guerra / Que traiga redención y libertad”. Más oportuno, imposible.

Así fue la noche en The Jam, donde Muerdo conectó con más seguidores.

Y entre sus canciones originales como “Lejos de la ciudad”, “La canción de la carretera” o “Vas a encontrarte”, tuvo tiempo también para regalar sus versiones del bolero “Bésame mucho” o la clásica “Tonada de luna llena”, esta última a viva voz y paseándose entre la gente que, con respeto, se hizo parte de esta oda al brillante satélite.

En dicha oportunidad, antecedió a Muerdo la cantante y compositora paraguaya Sol Gómez, quien también dejó parte de sus ser en sus canciones. Ella conmueve profundamente con letras que hablan del amor, la aceptación y el transitar esta vida sin miedo. Con su aura cristalina y su voz encantadora, estuvo a la altura de este gran concierto, demostrando que nuestro país tiene cantautoras de inmensa sensibilidad.

El segundo concierto fue esa misma noche, tan solo unas horas después. Muerdo aterrizó, gracias a las gestiones de Planea Música, en el escenario del nuevo espacio The Jam, ubicado en la céntrica calle Nuestra Señora de la Asunción casi Ygatimí.

Alma y corazón es lo que el artista deja en cada interpretación.

En una casona antigua, que ahora funge de espacio cultural y espera fortalecer conciertos especiales, Muerdo entregó toda la magia posible que tenía guardada en el corazón.

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La casa se llenó y seguramente todos los corazones que vibraron al compás de Muerdo salieron rebosantes de esa paz y ese amor que tanto anhelamos para el mundo. Lo importante, y en este caso gracias a la música, es cultivarla desde adentro mismo. Desde nuestra propia casa y qué mejor que sentirnos inspirados por la música de Muerdo, quien sin dudas sembró semillas de amor, unión, paz y alegría.

La dócil y clara voz del artista le permite llegar a distintos terrenos sonoros, incluso llegando a transmitir unas vibras de cante.

Fotos The Jam: @contameparaguay y @planeamusica

Fotos Juan de Salazar: Clari Lezcano @clarilezcano_tv

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