Lizza Bogado, Andrea Valobra, Zunilda Ramos, Meli Hicks, Mirta Noemí Talavera, Susan Zaldívar, Daisy Lombardo y Las Paraguayas elevarán sus voces para homenajear a “la reina morena de la canción”. “Me emociona y me pone ansiosa”, enfatizó al respecto Marizza en una entrevista con ABC Color.
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Al momento de la nota afirmó que aún no sabía si ella subiría a cantar porque hace 10 años se retiró de los escenarios, pero cualquier sorpresa podría ocurrir, advirtió.
Acerca de recibir un homenaje de esta talla, confirmó que es “mucho compromiso”. “Toda mi vida hice mi carrera de una forma perfecta, ya sea en mi país o en el exterior, ya que habré dado la vuelta al mundo dos veces”, subrayó la cantante, quien llegó a lugares como Oriente, Hong Kong, Singapur, Filipinas, Sudáfrica, Hawaii y muchos otros, e incluso fue contratada por la cadena de hoteles Hilton.
“Es una oportunidad de ver cómo mis colegas son sinceras. Están haciendo esto con todo el cariño y eso me halaga mucho. Me siento mimada y les agradezco a todas ellas y a los músicos que componen la fantástica orquesta a cargo de Mario Isidro “Kiko” Llanes”, manifestó. Kiko es el hijo que ella tuvo junto al también renombrado músico paraguayo Mario Llanes (fallecido hace poco y con quien conformó Los Mensajeros del Paraguay).
Además de su hijo en dirección y teclados, el grupo se completa con músicos reconocidos como Martín González (bandoneón), Silvio Turró (bajo), Chito Escurra (batería), Víctor Hugo Echeverría (buitarra), Derlis Yambay (percusión) y Marcelo Rojas (arpa).
Las entradas para el concierto cuestan G. 100.000 y se pueden adquirir en boletería del teatro. Para poder ingresar se debe presentar carnet de vacunación con al menos dos dosis de vacuna anticovid. En caso de no estar vacunado, se debe presentar resultado de hisopado negativo de las últimas 48 horas.
Del trajín del mundo a la tranquilidad del hogar
“Siempre fui cantante de escenario”, resaltó Marizza, quien también trabajó como productora, estuvo al frente de restaurantes e incluso tiene estudios en Musicoterapia. “Siempre hacía grandes recitales anualmente. Pero después me cansé, dije que iba a parar y llamarme a silencio”, declaró la artista quien tras recorrer el mundo tenía el anhelo de quedarse en su casa, disfrutar de “un asado con un vino tinto” y de su familia.
“Yo trabajaba de lunes a lunes”, explicó, ya que cuando se inició “todo era a pulmón; ahora todo es más fácil”, pensó la cantante quien se relacionó con la música desde la cuna. Sus “primeros conciertos” eran en su casa en la ciudad de Arroyos y Esteros. Con su hermana “Chingola” daban recitales “a escondidas”. Eso pronto dejó de ser un juego pues junto a ella comenzó su carrera artística.
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Ella es la última hija de un matrimonio conformado por María Mercedes Martínez de Cañete y Juan Ángel Cañete Meza. Su madre era directora del coro de una iglesia en su ciudad por lo que la música sonaba todo el tiempo en la casa. “Cuando me dí cuenta ya estaba cantando, recitando, bailando, tocando la guitarra”, indicó Marizza, quien fue integrante también de la primera formación de las Mujeres que Cantan La Guarania.
“Con mi hermana terminamos la secundaria y nos mudamos a Asunción para perseguir la carrera, que en ese entonces tampoco era una carrera”, expresó. “Vinimos y fuimos contratadas por José L. Melgarejo, para la Fiesta Folclórica Campesina. Teníamos un programa de radio y los sábados y domingos; teníamos grandes veladas, festivales y así fuimos avanzando. Cuando tuve 13 o 14 años me independicé. Mi primera actuación cuando eso fue en el restaurante La Calandria. Luego vinieron todos los viajes. Paralelamente tuve tiempo de tener dos hijos: Mario Isidro Llanes y Marizza Monserrat”, detalló.
“Las oportunidades se conseguían con mucho esfuerzo, sin parar de estudiar y perfeccionarse. Tenía que tocar guitarra, estudiar música, teoría y solfeo, baile popular, clásico, teatro, y agradezco que mi madre se dedicara a profesionalizar el talento que Dios me dio”, sostuvo Marizza, para luego confirmar que le alegra que hoy en día “hay mucha gente joven que está surgiendo”.
Al recordar su paso por tantos países del mundo, señaló que todo siempre fue un gran desafío. “Subía al avión y lloraba como una condenada, decía: ‘este es el último viaje’. A la vuelta ya otra vez otro contrato, otra oferta”, comentó entre risas.
Su primer viaje fue a Río de Janeiro. Ella ya estaba casada y lo acompañó su niño de 45 días de nacido. “A mis 15 años fui a grabar el primer LP con el sello discográfico Odeón. El segundo viaje fue a Buenos Aires. De ahí vengo y me independizo como solista. Luego hice mi primer viaje al Perú y después ya vinieron todos los contratos”, citó.
Siempre volver
“Yo amo y respeto de una forma extraordinaria a nuestra tierra, los defectos los hacemos nosotros los que vivimos aquí. Amo a mi tierra entonces extrañaba mucho”, dijo la artista pensando en cada vez que se iba con una valija de ropas en una mano y en otra una de partituras.
Marizza se siente realizada. Y es por eso que dijo “hasta acá”. Ahora sus descansos son “sagrados”, según dijo, pero también precisó que tiene mucho cariño a sus seguidores de siempre. “El público es el que tiene la última palabra y es el público el que se merece todo el respeto y el cariño”.
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Asimismo, se dirigió a todos los artistas para pedir que “todo lo que hagan, lo hagan con amor”. “Yo canto con mis vísceras y así tienen que hacerlo. Hay que desarrollar el sentimiento. El artista tiene que ser un poco psicólogo porque tiene que transmitir lo que está sintiendo el poeta, cantarle, interpretarle. Para mí es mucho compromiso cantar canciones de los poetas que yo elijo”, pensó.
“Mi agradecimiento, mi ternura y mi deseo de éxitos para todas ellas”, dijo al final para las cantantes que subirán hoy a honrar su carrera. Resaltó la importancia de generar endorfinas, las llamadas “hormonas de la felicidad”. “El cuerpo produce endorfinas a través de la música, el canto, el baile y el sexo. No hay medicamentos para eso”, cerró.