Fallece el poeta paraguayo Édgar Pou

El poeta y editor Édgar Pou (Edgardo Cazal, 27 de enero de 1969 - 02 de septiembre de 2023) ha fallecido este sábado en horas de la tarde, dejando un gran vacío en la comunidad literaria.

Retrato de Édgar Pou, por Douglas Diegues.
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Édgar Pou, pseudónimo literario del poeta y editor ñembyense Edgardo Cazal (27 de enero de 1969 - 02 de septiembre de 2023) falleció ayer sábado a consecuencia de una devastadora enfermedad en el hospital donde se encontraba internado desde hacía cerca de un mes. Deja un rico legado integrado no solo por varios libros de su autoría sino también por el ejemplo de sus diversos emprendimientos artísticos.

Édgar Pou es conocido en el circuito literario alternativo por libros como Pombero Tamaguxi, Hamburguesa de Moñai, Besacaballos o El Quinielero Patafísico, entre otros. Siempre al margen del mercado editorial comercial, introdujo con un pequeño grupo de escritores la movida cartonera en Asunción, importándola de Buenos Aires, y organizó en junio de 2011 en el Centro Cultural “Manzana de la Rivera” de Asunción la Feria del Libro Kartonero del Mercosur. En 2012, condujo el programa de literatura “Los Domingos de Ña Vida” en Radio Nacional del Paraguay. En 2016, lanzó el cedé Guatapu: Voces Poéticas de Latinoamérica, con poesía actual de Bolivia, Brasil, Perú, Argentina, Uruguay, Chile, Colombia, México, Venezuela, Honduras, Ecuador y Paraguay, “realizado de manera autogestionada, con amor y sin apoyo de fondos económicos terrícolas”. En 2017 inició con sus hijos, los escritores Xavier y Barchi, el proyecto editorial independiente Avagatá Kartonera, que sigue creciendo hasta hoy.

“”La antología en parte es representativa en cuanto a escrituras que se están haciendo ahora neste puru’a (ombligo) de Sudakalandia y que tiene muy poco respaldo del sistema editorial y cultural convencional”, dispara Edgar Pou, uno de los autores, que vía mail evidencia los giros idiomáticos que estos escritores paraguayos eligen”, recogía el diario argentino Clarín las palabras de Édgar Pou en su propio jopara en el reportaje “Escribir, una aventura sin apoyo editorial y cultural”.

“Entrado el siglo XXI, a los escritores citados les sucede algo que toma la forma sistemática y colectiva –si bien irregular, con épocas de mayor actividad pública y temporadas de perfil más discreto– de un movimiento: aparecen en escena los poetas Cristino Bogado, Douglas Diegues y Edgar Pou, que –con Kanese ahora en funciones de patriarca o precursor– serán los nombres más constantes de esta corriente enemiga de la pureza monolingüe y también quizá de la armonía de las formas clásicas, en su inclinación por el desorden”, dice uno de los ensayos recopilados en el libro colectivo Lenguas de la Poesía Paraguayensis (Asunción, 2022), obra que mapea las lenguas en que se escribe hoy poesía en nuestro país.

“Recibimos una señal débil, de una wifi absorbida finalmente por las fuerzas despiadadas de la naturaleza, mera vibración en el hiperespacio, pero fue suficiente para que el poeta ñembyense Edgar Pou, evanescente autor de la poesía más inventiva y corajuda de Paraguay de los últimos 15 años (no teme tocar las teclas sacrosantas del español y guaraní al mismo tiempo -si mezclamos todo el tiempo política y belleza, sexo y belleza, ¿por qué no dos lenguas que, como nosotros, van muriendo un poco cada día?-, ningún cultismo lo ha detenido hasta hoy)”, presentaba el periodista Paranaländer en su columna del diario El Trueno a Édgar Pou hace tres años (”Poeta desde su moñái kuára con wifi”, 28 de julio de 2020).

Édgar Pou no es solo un gran poeta, sino uno de los autores que más han hecho en Paraguay por llevar la literatura a aquellas personas a las cuales la literatura no suele ir a buscar, siempre con el mismo entusiasmo y sin pensar jamás en publicidad ni en reconocimientos”, escribía hace poco tiempo la poeta Montserrat Álvarez en estas páginas. Algunos artículos sobre el poeta Édgar Pou con los cuales recordarlo o conocer algo más de su vida y obra se encuentran a disposición de los lectores en El Suplemento Cultural de ABC Color, tales como: “Guatapú, voces poéticas de Latinoamérica”, “Avagatá Kartonera, el nuevo sello editor”, “La noche en que se encontraron el bebop y Alex Cool”, entre otros.

Son innumerables y memorables las actividades de Édgar Pou con numerosos artistas de nuestro medio, desde la movida cartonera con el poeta del “portunhol selvagem”, el brasiguayo Douglas Diegues, el “Domador de Jacarés” y Cristino Bogado, pasando por recitales-conciertos como “200 años de vida y de bronca”, organizado en 2011 por el periodista Julio Benegas, donde participó con poetas, músicos y amigos como el cantautor Ulises Silva, la actriz e intérprete musical Claudia Miranda, los escritores Eulo García, Carlos Bazzano, Mabel Pedrozo o Carlos “Elbo” Morales, entre otros... En los últimos años, abrazó un alejamiento de la vida urbana a lo Thoreau y se retiró casi por completo de los circuitos habituales.

En un comunicado publicado hoy, la Secretaría Nacional de Cultura expresa lo siguiente: “La Secretaría Nacional de Cultura se une a la consternación causada por la partida de este querido y admirado creador, expresando su gran valoración por el legado y el ejemplo de dación artística que nos deja”. Un encuentro de poetas y artistas reunidos en homenaje a Édgar Pou fue realizado hace algunas semanas en el centro cultural Literaity con el nombre de “Pou Pyhare”.

Edgar Pou regresa hoy al futuro que está en los orígenes”, publicó el artista y escritor Douglas Diegues en sus redes sociales el día hoy, junto con el retrato de Édgar Pou, dibujado por él, que acompaña estas líneas. El poeta Cristino Bogado, por su parte, despidió al amigo y poeta con estos versos:

Poupe guara

(A Edgar Pou 1969-2023, amigo, poetonguero y cantor de mambos joparaizados)

Coco te llamaba Chino, tu hermano menor.

Apelativo frutal, parawayensis, lúdico.

Encaja a la postre con tu esencia de Vegetable man.

Compartimos barrio en los 80, ese Santo Domingo de seccionales cachaqueras,

donde alguna abuela tuya demoraba su suspicacia adelgazada tras los ambays .

Fui una suerte de recaudador de impuestos cuando tu padre ajedrecista le alquiló la casa a mi hermano mayor.

Gracias a vos conocí a la generación chimbo (esos 3 rapaiz post punkies que editaron Susodicho dos números).

Compré galleta y fiambre de tu alma zen ñembyense.

En esa casa de inmenso patio se leía El Toni y Monterroso sobre la gran roca roja volcánica.

Quedaba anonadado ante tus lecturas tan fervorosas, ebrias. Es que yo siempre ya entonces leía con desgana y obligado por el tedio.

Creo ver aún tu primer poema manuscrito (letra nerviosa e ininteligible) revelado un día

con Denis en brazos y Janis en la cuna.

Fuiste dos veces chico de la mudanza de mis bártulos y libros (en barrio Murillo y de Sajonia a Lamber city).

La era nefanda del grunge lo pasamos guarecidos entre tus vinilos rescatados de Cidade del Este (Gil Scott-Heron, As Mercenarias).

Quemaste, pirómano nato, los confetis de esa festichola en las cimas de la Koeju.

Canillita desde mitä'i churi.

Tu look de obrero de Molinos Harineros en Letras de Itá Pytä Punta era proverbial.

Le salvaste la vida una noche a Kanese.

Llenaste de libros colorinches como pájaros de otras persias la Manzana de la Rivera.

Fungiste de marchand de arte del asesino de la pata de cabra en Tacumbú.

Llenamos la plaza de Villarrica de colegiantes absortos en poesía nambré.

Los domingos de fútbol le metías poesía x radio Nacional.

En Resistencia trocabas libros x empanadas de repulgue.

Desde un mail que pregonaba a la san puta, me distancié. Fin de una era picoteada por la poesía churera.

Luego supe que te recluiste en tu paraíso de Cañadita-Capiatá.

Me emocioné cuando vi un poema mío en un disco de poesía editado por vos sabiendo que me habían vetado.

Epytu’utama koánga asype che cumbiero llanero de mil batallas.

Iporäma. To pa to ke kerasy.

Tou pyro’y ñe’ë.

Ta hendy to jera ipahaitépe pe yvoty apytu’ü aretéguive ojerokua va’ekue nde retemíre.

(Gloomy Saturday, 2 sept., 2023)

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