Según el fallo del jurado, la obra de Susana Gertopán se destacó “por su estructura poliforme, por el fluido desarrollo del argumento, por el ágil manejo de los planos psicológicos, por el acertado perfil de los personajes que concentran pasiones y emociones, por la sugestiva descripción de lugares interiores, exteriores y ciudades donde suceden los episodios”.
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“Nos reafirmamos en que este libro es efusivamente original, escrito con expresiones límpidas, con lenguaje correcto, ameno y eficaz”, añade el veredicto final.
Un total de 41 obras fueron presentadas al certamen en los géneros de poesía, narrativa, ensayo o teatro, escritos en español o guaraní. Igualmente recibirán menciones las obras “El contador don Felipe”, de Gustavo Laterza; “La Virgen Carrillo”, de “Pyhare pytû”, de Feliciano Acosta; “La superstición del tiempo”, de María Eugenia Garay, y “Por las calles de la peste”, de Moncho Azuaga.
Gertopán recibirá un premio equivalente a 50 salarios mínimos (unos G. 114 millones) durante una ceremonia encabezada por el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, que se celebrará en el Palacio de Gobierno.
El jurado fue presidido por Salomón y contó además con la participación de María Isabel Barreto, Esther González Palacios, Mario Rubén Álvarez, Andrés Colmán y Bernardo Neri Farina.
Inspirada en recuerdos de la niñez
Si bien se trata de una obra de ficción, “La casa de la calle 22″ está inspirada en los recuerdos que tiene la autora de su niñez. La trama presenta a dos mujeres, de diferentes generaciones, vinculadas a través de un álbum de fotografías. Estas mujeres son Ema y Nina, una anciana y una niña que viven en casas vecinas y que desarrollan una relación muy cercana.
“Al morir Ema, le deja a ella (a Nina) un álbum de fotos. ¿Qué hay en ese álbum de fotos? Eso le lleva a investigar la vida de Ema, pero en realidad le lleva a un viaje interior”, había detallado la escritora. Gertopán afirmó, además, que esta es la novela que más tiene que ver con su interior, aunque no sea autobiográfica, ni esté basada en un hecho real.
La portada del libro está ilustrada con la fotografía que tomó la escritora de la casa en la que residió su abuela en el gueto de Vilna, en Lituania, antes de llegar a Paraguay.