Ethel Anderson fue una figura importante en la escena del arte moderno en Australia durante las décadas de 1920 y 1930. Primogénita de los cuatro hijos del matrimonio australiano de Cyrus Mason y Louise Campbell, nació en Warwickshire, Inglaterra, un 16 de marzo como hoy, pero de 1883.
Todavía pequeña, Ethel regresó con su familia a su tierra de origen y creció en Sydney y en Rangamatty, una niña bronceada de ojos verdes llenos de sentido del humor y ganas de vivir. Se casó con el mayor Austin Thomas Anderson en 1904 en Bombay, en la India, país que amaba y que recorrió a caballo desde las lejanas fronteras del noroeste hasta las colinas del Himalaya.
En 1907, tuvieron una hija, Grace Gwendoline. Al estallar la Primera Guerra Mundial en 1914, Austin, llamado a filas, zarpó a Francia, y Ethel partió con la niña a Inglaterra. Allí asistió a clases de dibujo en el Downing College de Cambridge, y luego se estableció en Worcestershire, donde, durante la década siguiente, comenzó a pintar y exhibir.
En 1924, los Anderson regresaron a Sydney. Su casa en Turramurra, llamada Ball Green, se hizo conocida y frecuentada por artistas y pintores como Roland Wakelin, Roy de Maistre y Grace Cossington Smith. Ethel organizó exposiciones en su domicilio y promovió el trabajo de esos y otros artistas contemporáneos suyos con artículos en periódicos y revistas a lo largo de las décadas de 1930 y 1940, años durante los cuales también publicó artículos sobre otros temas, como sus propias experiencias en Australia, la India y Worcestershire, en The Spectator, Punch y Cornhill Magazine, entre otros medios.
Ethel publicó dos poemarios, Squatter’s Luck (1942) y Sunday at Yarralumla (1947), cuatro libros de ensayos y cuentos, Adventures in Appleshire (1944), Timeless Garden (1945), Indian Tales (1948) y The Little Ghosts (póstumamente, en 1959), y en 1956 apareció su novela At Parramatta. En su obra poética, experimentó constantemente con la forma y el metro en versos engañosamente frescos y simples; tan pintora como escritora, sus metáforas son visuales y sensuales. Su poema The Song of Agar fue musicalizado por el compositor australiano John Antill, quien lo convirtió en un oratorio.
Ethel murió el 4 de agosto de 1958 en Sydney, donde, más de dos décadas atrás, había participado de la primera exposición del Centro de Arte Moderno, inaugurada, por curiosa coincidencia, también un 16 de marzo como hoy, pero de 1932.