La película “Una sola primavera” llegó a cines presentando una historia sólida con varios condimentos. Drama, romance y comedia se mezclan en esta propuesta del cineasta correntino Joaquín Pedretti, que transcurre en su totalidad en la Asunción de 1947, inspirada en las vivencias de su abuela.
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Nina es interpretada por Majo Cabrera, una actriz paraguaya que cautivó al público y la crítica con su trabajo en la serie “Nada”, junto a Luis Brandoni y Robert De Niro. En este largometraje también demuestra su enorme talento para interpretar este papel, que tiene un gran arco narrativo a lo largo de la trama, así como varios matices.
Si bien al principio Nina se muestra un tanto a la deriva por la desaparición de los que la criaron, no teme en apoyar a los revolucionarios encarcelados. En este contexto, la joven es obligada a mudarse y trabajar como criada en la casa de su tío Heraldo (Ever Enciso), muy cercano a las autoridades del gobierno de turno.
Esta situación también lleva a Nina a tener que conectar con su hermana, muy bien encarnada por Salma Vera; quien adopta una actitud más conservadora, pese a tener que reprimir sus intereses amorosos.
La trama presenta también a Paniagua (Mauricio Paniagua), quien vive un intenso romance con Nina y a un particular propietario de un bar, encarnado por Miguel “Paletita” Romero.
Actuaciones sólidas, un gran trabajo de arte y vestuario, así como un ritmo narrativo adecuado acompañan a esta producción en la que priman los planos cerrados, reforzando esa sensación de agobio y encierro en la que vive la protagonista.
Una película que nos invita a descubrir el inmenso valor de Nina y su hermana, pero también a indagar en nuestras propias historias familiares con relación a esta etapa de la historia.