Además de las probabilidades de acceder a un buen empleo, las matemáticas también sirven para comprender mejor el mundo y contribuyen a formar mejores ciudadanos. “Hay pocas cosas que sean más humanas que las matemáticas. Son un instrumento poderosísimo para ejercer la ciudadanía de una forma crítica”, destacó al respecto una vez el reconocido matemático investigador Eduardo Sáenz.
Sin embargo, una realidad es que nos enfrentamos a una crisis en la enseñanza de esa disciplina, según un artículo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). “A nivel de Latinoamérica y el Caribe, apenas uno de cada tres estudiantes alcanza un estándar mínimo en matemáticas, lo que les permite, por ejemplo, hacer un cálculo simple de velocidad usando datos de tiempo y distancia, mientras que en los países desarrollados el 80% pueden hacerlo, según pruebas realizadas a nivel internacional”, según explicaron los especialistas de la institución Elena Arias y Julián Cristia en un artículo al respecto.
Señalan que en Paraguay el puntaje promedio en la prueba PISA de matemáticas entre los estudiantes de 15 años es de 326, frente a 490 para los países agrupados en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). “Y, dado que siete de las empresas de mayor capitalización bursátil del mundo provienen del área tecnológica frente a apenas una hace una década, muchos estudiantes pueden quedar afuera de las oportunidades del futuro”, resalta la nota.
Realidad paraguaya
No es ningún secreto que el sistema educativo de Paraguay es uno de los más deficientes, donde los estudiantes con menores recursos económicos son los que más rezagados quedan, por lo que aportar mejoras a la calidad de la educación en Paraguay es una tarea más que urgente. “Mejorar la calidad de toda la educación en Paraguay, y en especial la de ciencias y matemáticas, es una tarea de desarrollo que no puede esperar más”, indica el artículo del BID.
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Para lograrlo, es necesario contar con un proceso efectivo y eficiente que facilite el aprendizaje y estimule a los estudiantes a desarrollar sus habilidades, algo que se vuelve un desafío en un país donde la educación no cuenta con un presupuesto generoso.
No se trata solo de invertir en tecnología; muchas metodologías y hasta programas de enseñanza se inclinan por algo más tradicional como la realización de olimpiadas de matemáticas, donde se compite de forma intercolegial, nacional y hasta internacional.
Un ejemplo es la Organización Multidisciplinaria de Apoyo a Profesores y Alumnos (OMAPA), que cuenta con programas para la formación de docentes y estudiantes, donde también participan en Olimpiadas de Matemáticas. Recientemente, a través de su programa de Iniciación Científica para Jóvenes Talentos, celebraron el logro de una delegación de jóvenes paraguayos en la Olimpiada Iberoamericana de Matemáticas, que logró 1 medalla de plata y 3 menciones honoríficas en la competencia, según una noticia compartida en su sitio web.
ConectaIdeas
Siguiendo con el ejemplo de innovar en la educación de calidad está el caso de Chile –mencionado en el artículo de Arias y Cristia-, que incorporó un innovador programa educativo que generó mejoras en el aprendizaje de matemáticas, y lo lograron utilizando infraestructura que muchos de nuestros colegios ya tienen.
El programa se llama ConectaIdeas, en el cual estudiantes de primaria de escuelas desfavorecidas de Santiago tienen dos sesiones de aprendizaje de matemáticas semanales en un laboratorio de computación y se conectan a una plataforma en línea para practicar y hacer ejercicios.
Jugar con la enseñanza
“Lo más resaltante de este programa de Chile es que utiliza estrategias de ‘gamificación’, es decir, la introducción de juegos en contextos no lúdicos para incrementar la motivación y el interés de los participantes, incluyendo competencias matemáticas virtuales de manera intercolegial, con resultados que fueron tan buenos que los estudiantes y padres pusieron el mismo grado de entusiasmo en un ‘partido’ de matemáticas como lo harían en una competencia de fútbol”, señala el artículo de los especialistas del BID.
Además de eso, la mencionada nota indica que un estudio experimental, elaborado con la colaboración del BID, el International Development Research Center de Canadá y la Universidad de Chile determinó que los estudiantes que participaron del programa “tuvieron mejoras en el aprendizaje de matemáticas un 50 por ciento mayores a las obtenidas por estudiantes similares que no participaron del programa durante el año académico”, según subraya el informe.
Creatividad paraguaya
En cuanto a nuestra realidad, son muchos los docentes que buscan la manera en que sus estudiantes aprendan de la mejor manera posible, y algunos lo logran mediante la creatividad como es el caso de la “Profe María”, una joven docente apasionada de los números y del teatro que se hizo conocida por combinar ambas disciplinas y enseñar de una manera divertida a través de un canal en Youtube.
“Más que nada, mi método es por mi personalidad y por lo que aprendí del deporte: cuando yo la pasaba mal mi rendimiento era pésimo, pero cuando me estaba divirtiendo tenía un buen rendimiento. Eso mismo aplico a mis clases, porque tengo el pensamiento de que si un niño o adolescente no tiene el interés necesario o no la está pasando bien no va a aprender”, explicó.
Sus materiales se caracterizan por mezclar actuaciones con representaciones de la vida real y los cálculos matemáticos, incorporando lecciones con relatos según se le ocurre en el momento. Llegó a contar con más de 6.000 reproducciones en sus videos. Si bien actualmente el tiempo ya no le alcanza para realizar vídeos y mantener sus redes activas, sigue enseñando de manera presencial y particular a varios alumnos.
Otro caso innovador es de “El profe Ginzo”. Como los tutoriales están a la orden del día, el ingeniero José Luis Ginzo se lanzó también a las plataformas digitales. A través de su canal en Youtube enseña matemáticas a aquellos jóvenes que no puedan acceder a una enseñanza particular.
“En definitiva, la tecnología por sí sola no generará mejoras educativas; es clave implementar programas que aprovechen las ventajas pedagógicas que tienen estos recursos. En el caso de Paraguay, es una necesidad tener un mejor desarrollo a pesar de las desventajas económicas.
Ya es hora de superar la crisis de aprendizaje y preparar a los estudiantes para aprovechar la revolución tecnológica, algo necesario dado el incremento de la demanda por habilidades digitales”, concluye el artículo de Elena Arias y Julián Cristia, del BID.