Cuna del periodismo luqueño, sin visitas

La antigua casa donde funcionó la imprenta nacional en 1868, cuando la capital del país se trasladó a Luque, durante la Guerra contra la Triple Alianza, tiene 205 años, y pese a ser un museo, recibe muy pocas visitas. Esto se debe a la escasa promoción que se realiza a nivel turístico en Luque.

El museo guarda objetos de gran valor histórico para Luque.María Teresa Blanco
audima

La casona está ubicada en el centro de la casa parroquial, frente al santuario Nuestra Señora del Rosario, y está abierta al público en general; su única condición es que se debe avisar en la secretaría parroquial para que puedan guiar al turista.

La casona comenzó a ser construida en marzo de 1814 por Juan Vuena Ventura Medina.

La restauración del recinto, en el 2013, estuvo a cargo del arquitecto Enrique Gill, durante la gestión del intendente Cesar Meza Bría (PLRA), quien intentó darle un valor turístico a la cuna del periodismo, pues en el sitio se llegó a imprimir el periódico épico “Cacique Lambaré” y “El Semanario”, cuando Luque era Capital del Paraguay.

Antiguas máquinas de escribir, libros y otras anotaciones forman parte del museo luqueño.

Durante la restauración, el arquitecto Gill intentó reutilizar todos los elementos originales posibles. Se recuperaron las tejas, que pesan 8 kilos cada una y fueron recolocadas en el techo. Además, se reutilizaron las mismas tacuarillas, las cintas de cuero que las sujetan, las vigas de lapacho y los tirantes de karanda’y. Se mantienen el piso de material cocido, las ventanas, la puerta y hasta las “rejas” de madera.

En la casona, de unos 9x4 metros cuadrados, están guardadas varias antigüedades de Luque, en especial las religiosas, pues por más de 100 años el sitio fue utilizado como lugar de descanso de los sacerdotes y luego fue sitio de reunión de grandes personalidades luqueñas.

El catre y otras cosas de Pa'i Garcia, además del primer púlpito de la iglesia de Luque están guardadas en el sitio.

El historiador Pedro Hugo Flor, exdirector de Cultura de Luque, manifestó que, según sus investigaciones, publicadas en su libro “Las Odisea Luqueña”, en el lugar, monseñor Antonio Palacio, obispo diocesano del Paraguay, habitó y llevó adelante la coordinación de la imprenta nacional antes de ser fusilado tras la famosa conspiración de San Fernando.

“El luqueño Antonio Palacio recibió la medalla de oro al mérito de manos de don Carlos Antonio López. El propio Mariscal Francisco Solano López lo propuso como obispo; sin embargo, fue salpicado injustamente en una conspiración, y ordenaron su fusilamiento. Él ya estuvo dirigiendo la imprenta nacional en Luque, y la historia debe hacerle un homenaje reivindicatorio”, dijo Flor.

Bancos y otros elementos religiosos dan fe del paso del tiempo en Luque.

Así, la antigua casa fue pasando de religioso a religioso con el correr de los años, hasta que llegó, en 1921, el “generalísimo de la fe”, padre Pantaleón García, quien utilizó el sitio como su hogar.

El pa’i García se encargó de construir el templo de Luque por orden de monseñor Sinforiano Bogarín, así como influenció en la fundación del Sportivo Luqueño, entre tantas otras cosas en la ciudad.

Pantaleón García sigue siendo muy apreciado por los luqueños, tanto que en la antigua casona a 46 años de su muerte aún se mantienen su catre, sus sillas y otros elementos personales que utilizaba para las misas. También se conservan los bancos, cántaros y el primer púlpito del templo.

Una página del "El Semanario", impreso en Luque en 1868.

El historiador Hugo Flor manifestó que la casa, tras la muerte del pa’i García, se convirtió en una sala de reuniones, donde los notables de Luque se reunían a tomar decisiones importantes que afectaban a la ciudadanía local. Luego, a pesar del traslado de la capital a Piribebuy, en la misma imprenta se siguió publicando el semanario “Cacique Lambaré" por un tiempo más, dijo.

Agregó que cuando el pa’i García recorría por los jardines de la casa encontró partes de la antigua imprenta, y comenzó a guardarlas. Allí nació lo que hoy es un museo y conocido por algunos como “la cuna del periodismo luqueño”.

Una antigua radio también forma parte de acervo del museo.

“En la casa se guardan muchos objetos que deben ser valorizados. Se debe promocionar para que los luqueños y la ciudadanía en general sepa lo que tenemos aquí. Lastimosamente las autoridades luqueñas no le dan mucha importancia a la cultura, no hay presupuesto, no promocionan y todo queda en el olvido ”, dijo Flor.

Entre tanto, Rocío Lezcano, miembro del elenco artístico de santuario, manifestó que el cuidado de la casa está a cargo de los religiosos en Luque. El lugar está abierto al público en general, pero se debe avisar antes para poder organizar una visita guiada, teniendo en cuenta que se encuentra en medio de la casa parroquial donde viven los sacerdotes.

“Está abierto al público, no se cobra entrada, pero debemos avisar primero para poder guiar a los turistas porque la casita está en el patio donde viven los sacerdotes de Luque. La municipalidad no está a cargo del museo”, manifestó Lezcano.

La construcción de la casa parroquial respetó la casona y la dejó en el centro del patio.

La casona, pese a haber sido restaurada hace apenas cinco años, ya es víctima nuevamente del paso del tiempo. Sus paredes están con mucha humedad y algunas fisuras. En tanto que, en el maderamen se puede ver desprendimientos, y las termitas están volviendo a agarrar a las tacuaritas.

Pese a su valor histórico, la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Luque no busca preservar o hacer conocer el sitio. Es más, en la página municipal de Cultura ignoran el sitio: no hay media línea que promocione o cuente la historia de la casa, una de las más antiguas de Luque. Tampoco desde la Municipalidad de Luque impulsan un plan de conservación de las antiguas casas que están incluso dentro de la peatonal histórica. Es evidente la falta de conciencia cultural de la administración del intendente Carlos Echeverría (ANR).

El maderamen tiene algunas zonas que se desprenden.

Sobre el punto, intentamos conversar con la actual directora de Cultura, Beatriz Arrúa, pero no se encontraba en su despacho y tampoco atendió nuestras reiteradas llamadas al teléfono celular.

Varios referentes de la cultura en Luque consultados sobre el trabajo que realiza Arrúa coincidieron en afirmar que es lamentable y pobre. Indicaron la gestión es pésima y que solo le gusta figuretear y no promocionar la ciudad en el ámbito cultural

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