Huertas escolares para erradicar el hambre

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) instó a la creación de la huerta escolar en las instituciones educativas para buscar erradicar el hambre y, sobre todo, para producir alimentos sin agrotóxicos y generar vínculos entre los estudiantes.

Los estudiantes se dividen por grupos para trabajar en la huerta escolar.Gentileza
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Esta recomendación de la FAO se lleva adelante desde hace algunos años en el Colegio Nacional de Luque “General Elizardo Aquino”, en donde los estudiantes del octavo y noveno grados trabajan en su propia huerta en el patio de la institución e, incluso, ya cuentan con un invernadero. El proyecto forma parte de las clases en las materias Ciencias Naturales,Trabajo y Tecnología y Proyecto Comunitario y es coordinado por el licenciado Eliseo Maldonado.

El profesor Eliseo Maldonado se encarga de guiar a sus estudiantes en el proceso de siembra.

Según el material didáctico publicado por la FAO, en que justifica la recomendación de la creación de huertas escolares para erradicar el hambre, “el huerto escolar presenta oportunidades para el desarrollo del trabajo en grupo, permitiendo a los estudiantes la práctica de los conceptos de sociabilidad, cooperación y responsabilidad”.

Unos 120 estudiantes de entre 13 y 15 años del colegio luqueño vienen trabajando año tras año para el mantenimiento de la huerta en la institución y, sobre todo, para desarrollar el trabajo en equipo. Así, cada día trabajan en grupo de cinco alumnos y se dividen los trabajos: unos retiran la maleza de entre los cultivos, otros se encargan del regadío y otro grupo, de la recolección de los productos.

“Nuestro país presenta un suelo rico en nutrientes, lo cual facilita el cultivo de diversos vegetales, desde una perspectiva saludable y libre de químicos. En el colegio fomentamos la producción de alimentos básicos de la canasta familiar y de esa manera generar en los educandos las herramientas del conocimiento básico para desenvolverse positivamente en el campo de producción y, a la vez, apropiarse de hábitos alimenticios saludables”, dijo el profesor Maldonado.

El colegio luqueño cuenta con un invernadero dentro de la institución.

Eliseo Maldonado explicó que la preparación del suelo y el cultivo se llevan a cabo dentro de la institución, ya que cuentan con suficiente espacio para realizar dicha actividad, involucrando a las disciplinas de Ciencias Naturales,Trabajo y Tecnología y Proyecto Comunitario. El proyecto tiene como objetivo “desarrollar habilidades, destrezas y valoración hacia la producción de una huerta ecológica”.

El coordinador del proyecto manifestó que en la huerta escolar cultivaron lechuga, cebollita en hojas, rúcula, perejil, acelga y espinaca, entre otros vegetales libres de químicos, para lo cual realizaron un buen preparado de suelo rico en abono que ayudó a enriquecer los cultivos. Pero los adolescentes no solo trabajan en la huerta escolar, dado que también se selecciona a cinco alumnos para que creen una huerta en sus casas y el profesor va a visitar el sitio para supervisar si aplican en la casa lo aprendido.

“También seleccionamos a cinco estudiantes por curso para que tengan su huerta en sus casas y luego vamos a visitarlos para ver si aplicaron sus conocimientos en sus casas. Hay mamás que no creen que sus hijos tengan sus propias huertas, están felices porque muestran responsabilidad para producir sus propios alimentos”, dijo el docente.

Verdeos sin agrotóxicos son cosechados en la huerta del colegio luqueño.

Los estudiantes se encargan de la preparación del suelo para el cultivo, la eliminación de plagas presentes en el lugar con productos naturales y selección de semillas para el cultivo según las necesidades básicas. También tuvieron que identificar el ambiente adecuado y el tiempo de reproducción de los cultivos, organizar la forma de regadío, controlar la cosecha en forma periódica y utilizar la producción.

Además, utilizan materiales reciclados para su siembra y de esa manera también son amigables con el ambiente. El objetivo es reutilizar todo lo que se puede: usan baldes viejos, latas y botellas como planteras y además para su sistema de riego por goteo. También elaboran abono orgánico y plaguicidas naturales.

Los estudiantes también cultivan en materiales reciclados.

“Los chicos comenzaron de cero todo: desde la limpieza del predio donde iban a cultivar las semillas, hicieron el almacigo y también tienen que encargarse del riego. Ellos se organizan por grupos para el cuidado de la huerta todos los días”, puntualizó Maldonado.

“Con este trabajo también les inculcamos la responsabilidad, trabajar en grupo y, sobre todo, darles una herramienta para que puedan en un futuro producir sus propios alimentos de manera orgánica en su propia casa y tener alimentos frescos en su mesa”, manifestó el docente.

Entretanto, los adolescentes se muestran sumamente contentos con el trabajo. Indicaron que les ayuda a integrarse con estudiantes de otro grado y, principalmente, aprender a trabajar en equipo.

“Se siente muy bien, porque vamos viendo cómo crecen nuestras plantitas. Increíble es todo lo que vamos cosechando. Las semillas llevamos de casa, lo que tenemos, y si no, compramos para cultivarlos. Es muy apasionante, porque producimos en grupo y luego vemos el resultado”, dijo Laura Penayo López, alumna del octavo grado del turno tarde.

Laura Penayo elimina las malezas de entre el cultivo de lechuga.

Explicó que ahora están recogiendo tomate, lechuga y acelga y organizando un almuerzo en el colegio para probar sus cosechas. Dijo que aprendió cómo nutrir el suelo para tener una buena cosecha y sobre todo producir alimentos sin agrotóxicos.

En nuestro país existen más de 200 huertas escolares en instituciones educativas sin énfasis en agricultura, la mayoría concentradas en Caaguazú y San Pedro. Estas se ejecutan mediante un convenio entre el Ministerio de Educación y el Ministerio de Agricultura.

En tanto que en el Colegio Nacional de Luque la huerta se solventa gracias a la autogestión de los estudiantes, de los padres y los docentes. Además, hacen trabajos grupales para seleccionar las semillas o comprarlas y de esa manera poder tener vegetales y hortalizas frescas durante todo el año.

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