De “Paperclip” al Apollo 11: misión imposible sin los nazis

El cohete Saturno V, que hace 50 años puso al hombre en la Luna, tiene sus raíces en la carrera armamentista nazi. Los alemanes Wernher von Braun junto a Arthur Rudolph usaron mano de obra de los campos de concentración para idear el cohete V2, sin cuya tecnología el hombre no habría siquiera iniciado una empresa casi imposible.

El Dr. Von Braun con el Apollo 11 de fondo el 1 de julio de 1969.NASA
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El mundo celebra y recuerda los 50 años del alunizaje del Apollo 11, la misión más importante de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos. Era el 20 de julio de 1969 y una carrera espacial marcaba no solo a dos naciones, sino a dos ideologías diametralmente opuestas.

Por un lado, el capitalismo yanqui que se erigía como cuna de la libertad y, por el otro, el comunismo de la Unión Soviética, que había puesto al primer hombre en la órbita terrestre con Yuri Gagarin en 1961.

Pero la guerra por el reclutamiento de cerebros comenzó más de 20 años antes del Apollo 11, cuando terminó la Segunda Guerra Mundial. Adolfo Hitler y los nazis habían sido derrotados por los aliados –Estados Unidos, Unión Soviética, Francia y Reino Unido– y tras ello quedaron muchos huérfanos de poder.

La justicia de la posguerra pareció haber sido selectiva con muchos que buscaron ubicarse o negociar libertades con lo que sabían: desde informaciones de inteligencia hasta datos científicos. Los aliados también habían ganado la competencia con los nazis en cuanto a crear una bomba atómica. Después de todo, Albert Einstein estaba del lado de los eventuales ganadores.

Despegue del Apollo 11, el 16 de julio de 1969.

Del V-2 al Apollo, la conexión “Paperclip”

Los nazis trabajaron en desarrollar un misil balístico de largo alcance y lo lograron en 1944 con el cohete V-2. La mente maestra detrás del diseño fue el doctor en física e ingeniero mecánico Wernher von Braun, que trabajó con su compatriota Arthur Rudolph dentro de este proyecto.

Una vez que la guerra terminó, ambos se rindieron a las fuerzas aliadas en 1945. La historia cuenta que Von Braun inicialmente se resistió a afiliarse al Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, pero que eventualmente lo hizo en la década de los 30 esencialmente por conveniencia.

Arthur Rudolph tenía más arraigadas las convicciones nazis y trabajó bajo la órdenes de Von para desarrollar el misil balístico, que tenía un alcance de poco más de 300 kilómetros. Rudolph hizo el ‘trabajo sucio’ con la guía de Von Braun. Fue en el campo de concentración de Mittelbau-Dora, en Alemania, en el que se usó mano de obra de los judíos prisioneros para desarrollar este misil. En ese sitio murieron unas 20.000 personas.

Arthur Rudolph

Von Braun y Rudolph fueron dos de los cientos de científicos reclutados por la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS), precursora de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), dentro de una operación clandestina llamada “Paperclip”.

“Paperclip” fue una operación que se inició durante la Segunda Guerra Mundial y se extendió años después de terminarse. Los soviéticos tenían el mismo modus operandi a través de una oficina llamada Osoaviajim, que se dedicaba a varias ramas de la ciencia. La competencia o, mejor dicho, los ofrecimientos eran una competencia entre ambas potencias.

Sin Von Braun y Rudolph no habría V-2, sin “Paperclip” ambos no estarían en Estados Unidos y probablemente el diseño de cohetes espaciales hubiera demorado más tiempo de lo que tardó. El primero murió en 1977 y el segundo en 1996.

El Saturno V fue la obra maestra de Von Braun, un prodigio de la ciencia en ese momento, fue catalogado como el cohete más potente que voló jamás, según la NASA. Tenía 111 metros de altura. Al momento del despegue del Apollo 11 pesaba 2.800 toneladas y podía llevar a la órbita terrestre hasta 130 toneladas y hasta 50 toneladas a la Luna.

El primero de ellos fue lanzado con el Apollo 4, en 1967, y el Apollo 6, en 1968. Estos dos lanzamientos sin tripulación fueron las pruebas que antecedieron al Apollo 8, que sí la tenía. El último cohete Saturno V fue lanzado en 1973 para colocar a la estación espacial Skylab en la órbita terrestre.

Un titán

¿Cómo funcionaba el Saturno V? La NASA lo explica así: “Los cohetes Saturno V utilizados para las misiones Apollo tenían tres etapas. Cada etapa quemaría sus motores hasta que se quedara sin combustible y luego se separara del cohete. Los motores en la siguiente etapa se encenderían, y el cohete continuaría en el espacio. La primera etapa tuvo los motores más potentes, ya que tuvo la ardua tarea de levantar el cohete completamente cargado de combustible del suelo. La primera etapa levantó el cohete a una altitud de unos 68 kilómetros. La segunda etapa lo llevó desde allí hasta casi la órbita terrestre. La tercera etapa colocó la nave espacial Apollo en la órbita de la Tierra y la empujó hacia la Luna. Los restos de las dos primeras etapas cayeron en el océano después de la separación. La tercera etapa o bien se quedó en el espacio o golpeó la Luna”.

Algunos de los motores de la primera etapa de las misiones Apollo 12 y 16 fueron recuperados en 2012 gracias a una expedición financiada por Jeff Bezos, el dueño de la empresa Amazon. Los elementos, casi irreconocibles por la fuerza del impacto en el agua, desde 2017 están en el “Museo del vuelo”, en Seattle, Estados Unidos, informó GeekWire.

Trayecto del Saturno V, que impulsó al Apollo 11.

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