Un grueso tronco de madera que había cortado el día anterior para hacer leña le sirvió para iniciar un duelo con un pirata que tenía un ojo tapado y una espada tan reluciente que parecía usarla por primera vez.
Tras algunas vueltas, Peter Pan pudo salir vencedor.
Ahora, nuestro amigo se sentía fuerte; no obstante, antes fue a buscar otro bastón, pues el primero se le había roto sobre la cabeza de un adversario.
Además decidió descansar un poco, pues no estaba acostumbrado a tales trotes y temía encontrarse sin fuerzas.
Se sentó unos instantes tras un arbusto ante los dos piratas. Mientras, planeaba cómo salir airoso ante sus restantes rivales.
Así se lanzó contra un pirata cubriéndole la cara con el sombrero para confundirle.
Y lo logró tan bien, que el bandido se desmayó al instante.
Peter Pan estaba agotado. Había puesto fuera de combate a tres piratas, pero le quedaban aún dos.
Miró a su alrededor, pero todo estaba en calma; nuestro amigo decidió esperar, oculto él también en un matorral.
Caía la noche y debía darse prisa si quería encontrar el camino de vuelta al campamento. Pero los bandidos estaban preocupados por lo mismo y se asomaron al rato detrás de un árbol: Peter Pan tomó una liana y, cuando pasó el primero, de un golpe le tiró al suelo.
Había logrado vencer a la casi totalidad de sus adversarios, así que creo que ya es hora de que les cuente cómo es que lo piratas y los indios vivían en la misma isla.
Los indios vivían en la isla desde hacía mucho tiempo; tanto, que ni siquiera se acordaban de cuándo habían llegado.
Recordaban haberla encontrado muy favorable, pues los árboles estaban llenos de frutas, la tierra daba estupendas hortalizas y el mar les proveía los peces. Era la isla ideal para la tribu, que sólo quería permanecer en paz.
Pero un día llegó un gran barco, que atracó haciendo mucho ruido.
Hasta aquí no hay nada de malo. Pero los tripulantes comenzaron a molestar a los indios y a pretender expulsarles.
Así empezaron las batallas, y ahí acabó la paz.
En esta ocasión, la batalla parecía decisiva. Si Peter Pan vencía, las cosas cambiarían definitivamente.
El único pirata superviviente tenía la espada en la mano y estaba dispuesto a atacar, cuando Peter Pan le esquivó con un brinco y le inmovilizó.
Nuestro héroe volvió al bosque, recuperó la liana que había usado antes, y ató a los facinerosos: cuando estuvieron atrapados, les hizo andar hasta la playa y les ordenó que subieran inmediatamente al barco.
Los piratas todos magullados, no encontraron mejor solución, y llegaron al barco en un abrir y cerrar de ojos y se alejaron.
Peter Pan les saludó con la mano.
Fin
Sobre el libro
Título: Peter Pan
Autor: James Matthew Barrie
Editorial: Océano