“El abogado debe ser siempre justo y honesto, dos cualidades que debe considerar como a las niñas de sus ojos”, señalaba en su Decálogo del Abogado, San Alfonso María de Ligorio (1696-1787), patrono de los juristas. Y hoy, en la fecha que se le conmemora, en Paraguay también se celebra el Día del Abogado.
San Alfonso, ya a los 16 años obtuvo el grado de doctor en ambos derechos, el civil y el canónico, con notas sobresalientes en todos sus estudios, según se puede leer en Aciprensa.com.
El Colegio de Abogados, que festeja esta fecha desde hace más de 80 años, cuenta en su página web, que este santo, en su profesión de abogado, no perdió un solo pleito en 8 años, hasta que un día, después de su brillante defensa, en un juicio importante entre los Duques de Orsini y de Toscana, un documento demostró que él había apoyado (aunque sin saberlo) lo que era falso. Eso cambió su vida radicalmente, hizo un retiro en el convento de los lazaristas y se confirmó en la Cuaresma de 1722.
Estos dos eventos reavivaron su fervor y abandonó la profesión; no como una fuga del mundo, sino como una toma de conciencia en profundidad.
Por su parte, el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados resalta que esta se trata de una de las profesiones imprescindibles para garantizar un Estado social de derecho.