La organización barrial Kuarahy Mimbi viene trabajando desde inicios de la cuarentena social y obligatoria decreta por la pandemia del covid-19, a organizar a las familias de los diferentes barrios del Bañado Sur para llevar adelante las ollas populares que son coordinadas por las mujeres y sostenidas con donaciones llegando con almuerzo y meriendas.
Cira Novara, educadora popular, coordinadora de las ollas populares solidarias y miembro de la mencionada organización manifestó que desde que se estableció la Ley de Emergencia, inicialmente 15 familias de Caacupemí, Bañado Sur se organizaron con una olla popular solidaria.
Hoy esta experiencia se extiende a 100 familias distribuidas en tres ollas, dos en Caacupemí y una en Luján. “Estos espacios se organizan en equipos de almacén, cocina, donaciones, talleres, apoyo escolar y ferias locales. Promoviendo el trabajo colectivo, la valoración de saberes populares, el diálogo y la coordinación de acciones. Es así que a la par de las ollas, se desarrollan talleres de panadería de manera que las mujeres y los hombres aprendan a producir diversos tipos de panificados dulces y salados que acompañen a los almuerzos y que más adelante puedan ser una fuente para el ingreso familiar”, indicó Cira.
También comentó que se llevan adelante espacios para el desarrollo infantil en los que los jóvenes voluntarias acompañan a niños y niñas en sus tareas escolares y realizan actividades recreativas. “Este periodo de pandemia evidencia una crisis profunda del sistema económico vigente, en el que los servicios de salud, educación y alimentación entre otros, están absolutamente empobrecidos, sin cobertura suficiente para atender las necesidades básicas y con propuestas que violan los derechos humanos, como la condición de envío de las tareas escolares para la entrega del kit escolar; las mujeres bañadenses se organizan y luchan por construir una nueva sociedad”, afirma.
Principios de solidaridad
Los espacios infantiles, la organización de las ollas solidarias y los talleres, promovidos desde el enfoque de la educación popular, buscan el desarrollo de las mujeres y hombres comprometidos con la lucha por sus derechos.
“Entendemos que nuestros derechos se conquistan día a día con la práctica basada en principios de solidaridad, ayuda mutua, cooperación y compromiso social. Hoy la educación popular está más vigente que nunca. Construir procesos desde las bases, partiendo de la reflexión de la realidad local, nacional y mundial, claramente se hace necesario hoy en tiempos de crisis”.
Procesos de diálogo
En torno a la cocina comunitaria van tejiendo procesos de diálogo y así educando y entendiendo la realidad nacional. “Vamos comprendiendo del por qué los sistemas de salud y educación en nuestro país colapsan ante una pandemia que en números de contagios y fallecidos es mucho menor comparativamente a otras enfermedades crónicas y también al porcentaje de pobreza.
“Desde la educación popular, se llega a un análisis, propuestas y acciones coherentes que vayan rompiendo la opresión y brindando nuevos elementos teóricos y prácticos para la toma de consciencia en una permanente desconstrucción y construcción de hombres y mujeres como seres sociales y políticos. Desde la educación vamos dimensionando el trabajo que cotidianamente las familias vienen realizando y creando conciencia para transformar realidades”, finaliza Cira Novara.