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Los abogados Domingo Barrios y Samuel González Rodríguez presentaron ante el juez Silvio Flores una querella adhesiva contra el ingeniero Abente.
En ella se señala la causa del incidente que costó la vida a Ramón Villamayor, desde la perspectiva de sus familiares y se concluye que hubo un caso de homicidio doloso.
El hecho había ocurrido en la noche del 4 de octubre de 2005 en la Colonia Brítez Cue. Abente si bien admitió que fue el responsable, dijo que el disparo que costó la vida a Villamayor fue accidental.
En la primera parte de la querella señalan que Villamayor se ganó el carisma de los pobladores de Hernandarias, de donde era oriundo, porque era un hombre trabajador y a carta cabal.
Llamativamente, durante el proceso aparecieron testigos propuestos por la defensa de Abente, a tratarlo de delincuente, en un intento de desacreditar la querella.
Más detalles de estas declaraciones se publican en esta misma página.
Lo concreto es que el escrito de querella mencionaba qué días antes del fatal desenlace “la víctima comento a su señora que el ingeniero Abente lo estaba amenazando de muerte”.
Villamayor le indicó a su esposa que Abente le endilgaba un supuesto romance con una adolescente de 15 años.
Esta joven había festejado un mes antes del homicidio sus quince años.
Según la querella, Abente efectuó diversos gastos e inclusive llegó a contratar el servicio de discoteca para la fiesta de cumpleaños.
“El autor creó en su mente un supuesto entendimiento amoroso entre el occiso y esta señorita, lo cual no pasaba de un pensamiento erróneo, y a partir del cual partiría el diabólico hecho motivado por celos y egoísmo para la vía criminal”, refiere el escrito.
Indica que Abente supuestamente quedó muy disgustado porque durante la fiesta de quince años, Villamayor, quien asistió en carácter de fotógrafo, mereció un tratamiento especial por parte de los padres de la joven, debido a que había lazos amistosos con la familia de la quinceañera.
“El ingeniero Abente llegó a decir a la víctima que tenía una pistola calibre 9 milímetros en su nombre”, enfatiza el escrito de la querella.
Añade que esta amenaza “incluso le fue comentada a varias otras personas que prestarán su testimonio en su estadio oportuno, reservándonos el derecho de brindar en este acto sus nombres por temor a represalias por parte del autor, quien tiene bastante poder político y económico para el efecto”, indicaba el escrito.
Sin embargo, en el expediente se observa que nadie de estos testigos declaró.
La querella se ratificó en que fueron dos los disparos que causaron la muerte de Villamayor.
Solicitaron que el caso sea calificado como homicidio doloso.
Los testigos y el imputado habían dicho que solo fue uno y que por ende se trataba de un caso culposo.
En la última parte de la querella, la esposa de Villamayor, a través de sus abogados pidió 25 años de cárcel, la pena máxima para este caso.
La versión de cómo se produjo el disparo genera dudas.
Dijeron que el tubo de la pistola 9 mm se golpeó por el soporte de la puerta de carrocería de una camioneta, en donde estaba la víctima y al caer el arma se disparó.
Aseguraron que nadie se dio cuenta de que la víctima fue herida.
Sin embargo, el informe policial habla de tres disparos.
A esto se suma que la imputación que dio origen al caso, habla de dos impactos de balas en el cuerpo de la víctima.
En lo último se basó la querella para pedir intervención en la causa.
Finalmente el caso se extinguió en abril de 2006.
Se dedicaba a los “negocios sucios”
Uno de los testigos propuestos por la defensa de Félix Abente, quien se encontraba procesado por el homicidio del albañil Ramón Villamayor, Alfonso Acosta Sandoval, se presentó ante la fiscala Fani Villamayor e indicó que no tenía conocimiento del asesinato del albañil, ocurrido el 4 de octubre del 2005, en el predio de la planta procesadora de leche, en la colonia Brítez Cue, Canindeyú.
Sin embargo, apuntó que sí conoce a la víctima, Ramón Villamayor, “por las distintas fechorías que estaba realizando en la zona y, en especial, porque fue víctima del mismo de un hecho de robo de caballo, aproximadamente seis meses atrás, en la colonia Brítez Cue; a raíz de este hecho el compareciente había denunciado a Villamayor y, según comentarios de algunos vecinos de la colonia, este había faenado el animal equino y comercializado la carne”, aclarando que nunca pudo recuperar el valor de su animal robado. Agregó que Ramón Villamayor era muy conocido en la zona por los distintos ilícitos que cometía.
Posteriormente, fue consultado si existía algún vínculo de enemistad entre la víctima y el victimario, a lo que contestó: “hasta donde sabía no había ningún problema entre ambos”. Luego aclaró que el fallecido, conforme a manifestaciones de la población en general, se dedicaba en todos los negocios sucios de la zona (sic)”.
No aportó datos sobre el asesinato
Francisco Hermosilla, poblador de la colonia Brítez Cue de Canindeyú, fue testigo propuesto por los abogados defensores de Félix Abente, con el fin de supuestamente dar un “mejor esclarecimiento” del hecho investigado.
Indicó en su declaración ante el Ministerio Público que no tenía conocimiento del hecho ocurrido en la noche del 4 de octubre del 2005, “que sí conoce a la víctima Ramón Villamayor por las distintas fechorías que estaba realizando en la zona y, en especial, de la circulación de monedas falsas, en que el mismo estaba incurriendo y que en una ocasión el compareciente había adquirido del fallecido un par de pantaloncitos, por los cuales le entregó un billete y el fallecido le devolvió como vuelto una suma de dinero entre los cuales había un billete de cincuenta mil guaraníes falsificado, por lo que el compareciente se apersonó en el local de ventas del fallecido para reclamar su dinero, exigiéndole que le cambie y fue expulsado en forma violenta de su casilla (sic)”.
También fue consultado si existía alguna enemistad entre Abente y Villamayor, a lo que respondió que no había ningún problema entre ambos, pero aclaró que el fallecido, conforme a manifestaciones de la población en general, se dedicaba a todos los negocios sucios de la zona. Enfatizó que ha incurrido en reiteradas ocasiones en la circulación de monedas falsas y que resultaron víctimas numerosas personas.
Dijo que compraba y vendía marihuana
Jorgelina Balbuena Basili también se presentó ante el Ministerio Público en fecha 5 de enero del 2006. Indicó que no tiene conocimiento del hecho donde resultara muerto Ramón Villamayor.
Sin embargo, dijo que conocía a la víctima, “porque la misma trabajaba en un local comercial de Villamayor y que durante ese tiempo pudo constatar las actividades ilícitas a las que se dedicaba el mismo y específicamente en la compra y venta de marihuana prensada, razón por la cual la compareciente inmediatamente renunció a su puesto de trabajo y por temor al mismo nunca ha realizado ninguna denuncia y que hoy día tanto ella como la población en general se encuentra tranquila con la desaparición de su exempleador (sic)”.
Posteriormente fue consultada si estaba en conocimiento de algún vínculo de enemistad entre Abente y Ramón Villamayor, a lo que respondió que no había ningún problema entre ambos.
Aclaró que el fallecido, conforme a manifestaciones de la población en general, se dedicaba a todos los negocios sucios de la zona.
Estas tres personas, más otros testigos que declararon dentro de la causa, “ayudaron” a que el esposo de la diputada colorada Cristina Villalba pueda lograr que la imputación inicial por homicidio doloso sea modificada a culposo y la causa se extinga en abril del 2006.
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