–¿Cuál fue su experiencia? De abogado pasillero a presidente de la Corte Suprema de Justicia...
–Sí, trabajé 38 años en la profesión de abogado cuando me incorporé a la Corte en 2018 de la que fui presidente en 2019. Nunca fui juez ni fiscal. Ni me imaginé estar en este cargo ni en ningún cargo judicial...
–¿Cómo cayó la presencia de un extraño en el Poder Judicial?
–Desde el punto de vista externo cayó bien porque siempre tuve una opinión favorable de los gremios de abogados. La repercusión, como es lógico de suponer, no fue tan buena internamente porque mi presencia implicaba cambios y yo hice cambios. Hubo resistencia, resquemores y reacciones. Eso es lo que estoy sintiendo en este momento, terminada mi presidencia (en febrero).
–¿Le produjo secuelas?
–Hice un movimiento de directores en el área administrativo-financiera, patrimonio, facilitadores judiciales, derechos humanos. Me di cuenta de que en un momento algo avanzado de mi gestión como presidente no estaba obteniendo el resultado que yo quería y tuve que hacer un movimiento de gente, lo que causó resquemores en sectores reaccionarios que tratan ahora de desacreditar mi gestión. No me extrañaría que estén buscando algún pretexto para echar lodo a mi gestión, pero estoy con la conciencia absolutamente tranquila.
–Ya le acusaron de incluir gente de afuera, allegados suyos o algo parecido.
–Creo que se está refiriendo a designaciones interinas que hice en dos direcciones que me competen a mí. Destiné allí a gente de mi confianza, de mi gabinete también, para recabar informaciones porque ahora que voy a tener más tiempo después de dejar la presidencia de la Corte tengo un gran interés de que esas direcciones a mi cargo se conviertan en las más efectivas posibles.
–¿Cuáles son?
–Las direcciones de Facilitadores Judiciales y Contaduría de los Tribunales. Para asegurarme de estar dando los pasos correctos, recabé un dictamen del director de Recursos Humanos donde consta no solamente la absoluta legalidad sino que, desde hace muchos años, la Corte viene realizando movimientos absolutamente iguales también sin que nunca nadie haya protestado.
–¿Qué casos son?
–Son los casos de muchos funcionarios destinados para cumplir otras funciones al mismo tiempo. Estas son apenas algunas pequeñas muestras de todos los casos que siempre existieron y que siempre se ha tomado como algo absolutamente normal. Por eso es llamativo que cuando yo hago lo mismo que se ha venido haciendo siempre, sin embargo, se destaque en mi caso. Son las repercusiones de las molestias que causaron los cambios que para mí fueron necesarios. Por ejemplo, desde mi postulación yo defendí la idea de transmitir por televisión las sesiones de la Corte. Por otra parte, antes de mi llegada, había también grandes sospechas de por qué un ministro era preopinante, es decir, iba a ser el primero en dar su voto en una sentencia, y por qué seguía el segundo y por qué seguía el tercero.
–¿Por qué?
–Porque siempre tenía la sospecha de que eran situaciones direccionadas. Entonces, yo dispuse que esos sorteos se hagan en forma pública y se hacen ahora en forma pública desapareciendo toda posibilidad de sospechas o conjeturas, es decir, absoluta transparencia. La sala civil y comercial, que no está obligada por ley, está transmitiendo en vivo las sentencias de los casos más importantes. La absoluta transparencia también se implementó durante mi gestión.
Otra cosa, yo también durante mi gestión conseguí con una operadora de cable (Tigo), dos canales (107 y 700), la transmisión en directo de las sesiones de la Corte Suprema de Justicia los días miércoles, y también cuando hay sesiones extraordinarias, sobre todo las más importantes. Por otro lado, me venían contratos para reemplazar por ejemplo alfombras y cortinas, por montos muy importantes. El Poder Judicial no necesita alfombras tan lindas ni tan hermosas cortinas. Por lo tanto, hice una reducción sustancial de esos contratos. Destiné algo así como 4.500 millones de guaraníes a la compra de computadoras que tanta falta hace...
–Le golpeó el bolsillo a alguien...
–Claro, se molesta al que está detrás del contrato. No sé quién o quiénes son pero es un ejemplo de por qué mi presencia en la presidencia ha causado resquemores. Hay gente afectada. Paralelamente, yo hice una denuncia pública de funcionarios que se limitaban a marcar y salir. Tenemos las pruebas con las cámaras de la institución y otros que cobraban como si trabajaran todo el día pero su presencia no era de más de dos horas.
–¿Cuántos son?
–Una primera investigación que hice fue de 57, de los cuales aproximadamente 27 ya fueron destituidos previo sumario administrativo. Eso no ocurrió nunca en el Poder Judicial. Ahora estoy trabajando en otra lista que en breve voy a hacer saber en la plenaria de la Corte. Por otro lado, una cuestión para mí muy importante es que se ha implementado durante mi gestión la designación y promoción de funcionarios mediante concursos públicos de títulos, méritos y aptitudes. Muchos de los ascendidos me dijeron que no pueden creer que gracias a un concurso hayan sido promocionados. Son cambios que evidentemente significan un movimiento de suelo respecto a lo que ocurría anteriormente.
–Eso puede hacer solamente el presidente de la Corte.
–El presidente o el pleno. Para que el pleno se pronuncie alguien tiene que plantear. En este caso yo planteé siendo presidente. Logré un ahorro de 13 mil millones de guaraníes, el 6% del presupuesto total del Poder Judicial. Todo se ha invertido, redireccionado para mejorar la calidad del gasto. Estos ahorros también significaron pérdidas para “alguien”. Otro aspecto importante: inauguramos el Observatorio de Causas Judiciales Emblemáticas. Todas las causas de corrupción pública ahora pueden ser vistas en directo, sin que haga falta ni siquiera un usuario. En su teléfono puede entrar para ver en qué estado está, cuál fue la última presentación, si está en estado de resolución o si hay algún recurso o incidente o recusación, desde cualquier teléfono.
–¿Qué pasaba antes?
–Que los procesos eran cuasi secretos. Entonces eso facilita la corrupción, la mora, el secretismo. Entonces, lo que es la impronta de mi filosofía es la transparencia, que la ciudadanía vea qué está pasando en el Poder Judicial. Creo que estos que le cité son ejemplos muy importantes. A mí no me pueden venir a decir que yo quiero continuar con el secretismo si lo que hice fue comenzar a romper la estructura cerrada del Poder Judicial. En algunas ocasiones tuve que forzar. En una ocasión por ejemplo dije que ya no iba a asistir a las sesiones plenarias de la Corte si es que no se transmitían –porque hubo una o dos que no se transmitieron– y quiero significar que mis colegas de la Corte apoyaron mi iniciativa y estamos creo en una vía de coincidencias.
–¿Se sintió como Sérpico (el policía de la película que no dimensionó que la institución policial estaba corrompida)?
–Empecé a ver cuando tuve que empezar a cambiar gente que no respondía a la nueva política que yo quería implementar. Algo que no quiero olvidar de mencionar es que hice adquirir equipos para la realización de audiencias por vía de las teleconferencias.
–¿Para qué sirve?
–Hay procesados de cierta o alta peligrosidad que eran trasladados a declarar a los tribunales.
–Como ese que escapó en la Costanera y le costó la vida a un comisario...
–Exactamente. Era un comisario de alta jerarquía. El procesado había terminado de declarar en el Palacio de Justicia. Entonces, ya implementamos la teleconferencia en Concepción, Ciudad del Este. Queremos que esto se generalice. Para eso hemos adquirido equipos de última generación, de altísima fidelidad tanto en audio como en imagen. En los países desarrollados el uso de esta tecnología ya es normal. Se hizo una importante inversión para la modernización del sistema informático de la Dirección de Registros Públicos, la institución que contiene todos los títulos de la historia del Paraguay.
–¿Le embretaron, le presionaron los políticos? Dicen que el Poder Judicial está sometido a los vaivenes de la política...
–De que me embretaron o presionaron, nunca. Hay casos en que llaman y preguntan por algo. Eso es normal. Cualquiera que tiene un caso judicial tiene un interés de saber cómo está el caso, pero presiones no. El ministro Martínez Simón, desde hace dos semanas presidente, también hizo una declaración en ese mismo sentido. Yo creo que la realidad está cambiando y creo que está cambiando por una maduración de los políticos. El mismo Presidente de la República dice que no quiere tener un juez amigo sino un juez justo. Se mira a la justicia de una manera distinta.
–Hay políticos que tienen causas judiciales de hasta 10 años, como Soares. Walter Bower mantuvo su caso 20 años. Se esperan mejores tiempos para que los casos acaben.
–La larga duración de los procesos obedecen a diferentes razones. Los resortes procesales son muchos. Ahora la Corte suprimió que las recusaciones contra agentes fiscales lleguen a la Corte. Tienen que resolverse en el ámbito del Ministerio Público. Se elimina toda una etapa. Varios abogados ya fueron sancionados y van a haber más. El magistrado es fundamental para obtener resultados pero la estructura le debe amparar. La independencia judicial pasa hasta por la forma en que se aprueba su presupuesto. Es algo estructural que debe ser considerado.