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El Partido Colorado, denunciante, es el mismo que a la par de Lugo viene haciendo propaganda, probablemente también engañosa, a favor de la reelección del actual presidente de la república, que al igual que Lugo y todos los expresidentes, tiene prohibido ser reelecto.
La diferencia es que mientras Cartes quiere cambiar la Constitución para ser reelecto, Lugo pretende que se interprete el texto, tal cual está redactado, a su favor con el argumento de que el artículo 229 dice textualmente que “el presidente de la república y el vicepresidente... no podrán ser reelectos en ningún caso”, pero no dice nada de los expresidentes, como él y otros.
Como todos recordarán, Lugo comenzó su carrera política con una postura pública en contra del intento de reelección de quien entonces ejercía la presidencia: Nicanor Duarte Frutos, con quien hoy coincide en la búsqueda de una probable nueva postulación, con la diferencia de que Lugo lo hace activamente mientras que Duarte Frutos lo hace como agente pasivo, sin gestión alguna a favor, a pesar de estar en campaña política.
La propaganda engañosa o prohibida de que habla la ANR está más o menos contemplada en el artículo 291 del Código Electoral, pero éste se refiere al deber de partidos y movimientos de “individualizar claramente la leyenda partidaria o individualizar la candidatura que la realice, cuidando no inducir a engaños o confundir al electorado”.
Se le puede acusar a Lugo de una propaganda prematura y de una interpretación sesgada de la Constitución, pero de ahí a entender que su campaña produzca confusión respecto a la leyenda partidaria y que falta individualizar su candidatura, creo que es también una interpretación forzada y engañosa de la ley. Ésta contempla sanciones por la apropiación de la leyenda partidaria ajena o de no individualizar la candidatura, como por ejemplo postular a un Oviedo como si fuera Lino’o o a un Stroessner como si fuera el dictador, cuestiones que nada tienen que ver con el engaño con respecto a lo que dice la Constitución sobre la reelección y en el cual está incurso tanto Lugo como Cartes.
Más bien lo que está ocurriendo es que tanto Cartes como Lugo realizan un posicionamiento prematuro y realmente engañoso, no desde el punto de vista de la ley sino de lealtad a los principios democráticos de acatar las reglas de juego, postulándose a algo que no corresponde.
Esta postulación prematura dependerá de la interpretación que hagan del tema unos cuantos personajes de la Justicia Electoral y tal vez en su momento de la Corte, y en el caso de Cartes, de la decisión que tomen los parlamentarios de impulsar o no una injustificada –en estos momentos– reforma constitucional.
Las reglas del juego democrático dicen que ninguno que ya estuvo debe volver a estar mientras rija esta Constitución, y forzar una interpretación contraria es tan grave como la amnesia que tiene, por ejemplo, Lugo de olvidar que comenzó en este negocio haciendo respetar estas mismas reglas.
Actitudes como éstas son las que están alentando a la ciudadanía a buscar alternativas de participación y liderazgo fuera de los partidos políticos, y opciones nuevas a las ya conocidas, que por cierto ofrecen muy pocas intenciones de cambiar la prostitución política que domina en actual ambiente.
ebritez@abc.com.py