Día de la Infantería Paraguaya

Se conmemora en la fecha el Día de la Infantería Paraguaya, establecida en el calendario histórico nacional, en reconocimiento a una de las más brillantes y decisivas victorias del Ejército paraguayo en campaña, la batalla de “El Carmen”, durante la Guerra del Chaco, el 16 de noviembre de 1934, y natalicio del más encumbrado y virtuoso soldado del arma, el Gral. Eugenio Alejandrino Garay, ilustre ciudadano, valiente soldado y patriota ejemplar en el cumplimiento del deber.

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¿Qué es la Infantería? ¿Qué es el Infante? Muchos lo han contestado como “El arma base, el arma guía… reina de las batallas”; y afirmaba el capitán Aníbal Sapriza Corrales, en noviembre de 1946, en la Escuela Militar a los que, saturados de un alto espíritu de abnegación y sacrificio, elegían ser cadetes de infantería: “La Infantería es el pueblo en armas; y el infante, el ciudadano soldado tal cual lo hace la nación”. Entre tantos conceptos tal vez sea este el que defina con más precisión a la Infantería paraguaya.

En efecto, la Infantería más que un arma de características técnicas y tácticas específicas es un estado del espíritu, concentrado en su elemento esencial, el hombre, el Infante, la personificación exacta y genuina de abnegación, de coraje, de sacrificio hasta alcanzar el martirio de los héroes, de espíritu de lucha, y de la inmutable voluntad de marchar, combatir y vencer… vencer siempre.

Sí señores, así es la Infantería, el arma del soldado, y así el infante, el ciudadano soldado tal como lo hace la nación, por eso infante es también el que, en permanente vigilia, comunica el mensaje al combate, llevando la voz del comando. Infante es también el soldado zapador que, en sacrificada labor, abre sendas y brechas para el avance de las tropas. Infante es también el soldado artillero que con matemática precisión, establece los objetivos a batir. Infante es también el soldado jinete, alado y fiero, que con singular bravura y estentórea voz de “a la carga” interviene con valor en la batalla. Infante es también el soldado Intendente que con particular abnegación y característica previsión, en un trabajo sin descanso, abastece a las tropas en acción. Infante es también el innominado soldado de sanidad que en sublime humanismo de inconmensurable sacrificio auxilia al combatiente, sanando física y moralmente sus heridas.

La Infantería Paraguaya es el pueblo en armas, nace con la nación, en ella germinó el espíritu de autodeterminación, de destino común, en las resonantes victorias de Paraguarí y Tacuarí contra la invasión de Belgrano, madurando poco tiempo después sus ideales de libertad con la proclamación de la independencia el 15 de mayo de 1811, al amparo de los entonces Batallones de Línea, luego Batallones de Infantería del cuartel de la Rivera en Asunción y de la Guarnición Militar de Encarnación, compuesto por criollos hijos de esta tierra.

En los álgidos días que precedieron a la Guerra contra la Triple Alianza, en el histórico campamento de Cerro León, la Infantería fue organizada en Batallones, cuyo entrenamiento se centraba en la marcha, la aproximación al enemigo y el combate cercano, armados con fusil a chispa, bayoneta o machete, con abnegación, coraje y espíritu de lucha indomables alcanzaron la gloria en memorables batallas, contra un enemigo muy superior en número, armas y equipos. Desde Mato Grosso a Uruguayana y de Paso de Patria a Cerro Corá tienen el signo de la lucha tenaz del Infante Paraguayo en defensa de la patria. Es justo hacer un homenaje de recordación a los soldados de Infantería que se llenaron de gloria en Tuyutí, Estero Bellaco, en la férrea defensa de Humaitá, en las inexpugnables trincheras de Curupayty, tumba del enemigo, en Ytororó, Lomas Valentinas, Itá Ybate, Piribebuy, Acosta Ñu, hasta el holocausto de Cerro Corá.

La Infantería es el pueblo en armas… la que orgullosa de su legado histórico acudió presurosa al “llamado de la patria”, como cantara Don Emiliano R. Fernández, para la defensa de la heredad nacional amenazada en el Chaco Boreal, conquistando nuevos laureles en memorables y sucesivas victorias hasta el río Parapití, límite histórico de la patria, recuperando a punta de bayoneta más de 120.000 kilómetros cuadrados de territorio usurpado.

Rendimos nuestro homenaje a las aguerridas unidades de Infantería que se llenaron de gloria en los cañadones chaqueños como el Regimiento 1 “2 de Mayo”, el 2 “Ytororó”, el 4 “Curupayty”, el 6 “Boquerón”, que iniciaran la marcha y tuvieron su bautismo de fuego y sangre en la Batalla de Boquerón; el 3 “Corrales”, el 5 “Gral. Díaz”, el 8 “Piribebuy”, el 9 “Ita Ybate” en la férrea defensa de Fortín Toledo; el legendario 13 “Tuyuti”, el 7 “24 de Mayo”, el 10 “Sauce”, en la muralla viva oje’eha de Fortín Nanawa; el 14 “Cerro Cora”, el 16 “Mcal López”, el 18 “Pitiantuta”, en las geniales maniobras de “El Carmen – Yrendague”, cumpliendo el vaticinio del Gral Estigarribia de “Ballivian caerá en su hora”. Mención especial para las GGUU, como la 1ª DI, “La División de Hierro” y decana de las Divisiones de nuestro Ejército, que como timbre de honor tuvo al TCnel J. F. Estigarribia como su primer comandante y sobre la cual se organizó el Ejército en Campaña para la recuperación del Chaco, que junto a la 2ª y 3ª DI conquistaran Boquerón, la 4ª DI de “Toledo”, la “Heroica 5ª” Che División de “Nanawa”, la emblemática 6ª DI, la de las misiones especiales 7ª DI, y, “La Invicta” 8ª DI de Yrendagué, del “Viejo Avión Pyta” E. A. Garay.

Nuestra reverencia perenne a los soldados infantes de la Batalla de Ingavi, la última de la guerra que completara la destrucción moral y material del enemigo invasor… y que produjera, en la misma noche de la victoria, la urgente convocatoria en Buenos Aires de la Comisión Neutral, a pedido del propio canciller Boliviano, para la firma del protocolo de paz, que pusiera fin a la guerra. Se cumplía de nuevo la premisa de que… aún siendo las armas el instrumento de las guerras… son las únicas que pueden garantizar la paz. Por tanto deberíamos reflexionar cuando cuestionamos los gastos de defensa, olvidando hipócritamente el sacrificio y costos de tres años de guerra, la pérdida de más de 30.000 vidas y la fuerza laboral consecuente y los pagos que por tantos años se hicieron y siguen haciendo, con justicia, a los excombatientes que venturosamente la sobrevivieron.

Nuestra rica historia militar registra páginas brillantes de memorables victorias, cualquiera de ellas podría ser considerada para Día de la Infantería; sin embargo, la batalla de “El Carmen” contiene todos los atributos que caracterizan las virtudes del Infante Paraguayo: una genial concepción, precisa conducción, agresiva ejecución, paciente espera del momento decisivo, conjugados con la abnegación, sacrificio, espíritu de lucha y férrea voluntad de vencer. Por lo mismo la recta y enérgica conducta del Gral E. A. Garay, el liderazgo en la conducción de la invicta 8ª DI en El Carmen y la decisiva marcha, al límite del sacrificio más heroico en la conquista de los pozos de Yrendagué, lo califican con justicia para ser el Padre y Gloria de la Inmortal Infantería Paraguaya.

Deberíamos personificarnos en la señera figura del Gral. Garay, en su conducta de fidelidad a la patria, como soldado, ciudadano y reservista. Egresado de la Escuela Militar de Santiago de Chile con el grado de Teniente 2°, de brillante y frondosa foja de servicios, tiene su primer destino en el R I 1 “2 de Mayo”. Fue enviado en misión de estudios a Europa, siendo nombrado a su regreso como miembro del Consejo Adscripto al Ministerio de Guerra y Marina, con funciones de Estado Mayor. En 1912 fue nombrado Ministro Secretario de Estado en el Departamento de Guerra, cargo que ejerció poco tiempo, ya que el gobierno surgido de la revolución de ese mismo año, disolvió el Ejército y el entonces TCnel E. A. Garay fue dado de baja, constituyéndose en reservista. Incorporado a la vida civil puso el mismo empeño y carácter en sus labores ciudadanas, destacándose como escritor y periodista. En los sucesos del Fortín Vanguardia, donde fuera brutalmente asesinado el Tte. Rojas Silva, en 1928, motivo del primer llamado a movilización, lo llevó a presentarse, siendo rechazado su ofrecimiento por haber sobrepasado la edad reglamentaria exigida por ley. Sin embargo, ya iniciada la guerra, fue movilizado y designado Cmte. del R I 16 “Mcal López”. Es el ejemplo del ciudadano que no pone objeciones a su compromiso de servicio, del patriota que está dispuesto a hacer más por la patria de lo que la ley le obliga. Con ese mismo espíritu condujo a “la invicta” 8ª DI, por sobre el límite de la resistencia física de sus heroicos soldados a la conquista de Yrendagué.

Hay un momento crucial de singular significación en el combate de infantería que se presenta en la posición de asalto, donde con la orden de “calar bayonetas” y el grito de ¡Viva el Paraguay! se lleva el combate a su máxima expresión, hacia la única alternativa, la de vencer o morir. En este incierto y confuso tiempo que vivimos, es necesario “calar bayonetas” contra aquellas organizaciones subversivas, que agitando amenazantes banderas extrañas y usurpando nombres de instituciones como la de nuestro Ejército, bajo pretexto de reivindicaciones y lucha social, matan impunemente, sembrando el terror y el enfrentamiento entre ciudadanos. Es necesario “calar bayonetas” contra los que promueven la perimida lucha de clases y el inútil enfrentamiento social. Es necesario “calar bayonetas” contra aquellos que inocente o intencionadamente dañan la autoestima y los valores de nuestra identidad, quitándonos toda virtud y endilgándonos todo tipo de vicios y debilidades, justificando así su propia incapacidad e inoperancia. A ellos conviene recordarles y recordarnos que este pueblo se autoproclamó independiente con el grito de “República o Muerte”, no fue objeto de Campañas Libertadoras… que este pueblo defendió heroicamente su territorio y soberanía en dos guerras internacionales… que este pueblo, pese a su desventajosa posición geográfica y a la hipócrita actitud de gobiernos vecinos , sigue luchando denodadamente por su progreso y bienestar. Es necesario “calar bayonetas” por el cumplimiento estricto de las leyes y de las normas de convivencia social. Sí señores… es el imperativo de la hora calar bayonetas contra la corrupción política … y por el ejercicio con responsabilidad civil, penal y moral de la función pública. Es necesario “calar bayonetas” por la recuperación de la identidad nacional, del sentido de destino común, de nuestros valores característicos.

La Infantería es el pueblo en armas y el Infante el ciudadano soldado como lo hace la nación… y hoy es día de ese pueblo… porque la Infantería Paraguaya es la expresión más genuina de la raza militar guaraní, su glorioso vivo rojo lo lleva la masa de nuestro pueblo que naciera libre y soberano en las épicas batallas de Paraguarí y Tacuarí y ratificado con el grito de República o Muerte en 1811. Es la que, venciendo penurias y fatigas, trazara la diagonal de gloria en la Guerra contra la Triple Alianza desde Paso de Patria a las aguas rumorosas del Aquidabán, hasta el supremo sacrificio de ofrendar la vida en Cerro Corá, abriendo una ancha tumba para enterrarse en ella antes que ver a la patria envilecida. Es la que resurgiendo de las cenizas de la hecatombe del 70, cual ave fénix, acometiera con el coraje de siempre la recuperación del Chaco Boreal, paseando su estampa victoriosa desde el Boquerón calcinante, en incontenible marcha, hasta la fresca orilla del Parapití legendario, clavando sus vencedoras bayonetas en las sierras del Aguarague, cumpliendo el vaticinio de Manuel Domínguez, ”ni más allá …ni más acá del Parapití”. Su inquebrantable moral forjada en el yunque de cien batallas… su espíritu de lucha reflejada en su rojo pabellón de guerra bordado con la estrella de cien victorias … certifican que para la Infantería Paraguaya de ayer, de hoy y de siempre… no hay obstáculos que puedan detener su vendaval de triunfales aceros.

¡Feliz día Infantería Paraguaya!

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