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Es importante que cada quien se conozca a sí mismo, para luego descubrir y conocer a su pareja. La comunicación resulta fundamental, destruye discusiones, violencia, y existen numerosas estrategias para lograr entre dos armonía y cálido clima emocional.
Así lo afirma la psicóloga clínica Vivian S. Balarezo B., quien se define así: “Enérgica, vital, sociable, positiva, tenaz, emprendedora, y con sentido del humor, entre otras cualidades en lo que son mis fortalezas, las que pongo en juego para la mejor atención de mis pacientes”.
–¿Debemos conocernos?
–El conocimiento de sí mismo es una virtud moral básica desde el comienzo de los tiempos, que se refiere a la sabiduría de reconocer nuestras virtudes y defectos, y nuestra propia aceptación. No se puede hacer lo justo si no se lo conoce, pero también es imposible dejar de hacer lo justo una vez que se lo conoce; la virtud es conocimiento y aquellos que conocen el bien actuarán de manera justa. El mayor conocimiento es poseído por esa persona que realmente se conoce a sí misma. Este conocimiento constituye la sabiduría última, pensamientos que forman parte de la doctrina del gran maestro Sócrates. Es una facultad que puede ser desarrollada a través de la vida y que nos permite diferenciar los cambios que se van dando desde nuestro interior con el tiempo, tomando lo que nos hace mejores y descartando lo que vemos no lo hace, y beneficiando con ello a todos los que nos rodean también.
Este conocimiento necesita ser fortalecido mediante la autoobservación, que nos lleve a valorarnos y algunas otras veces a revalorizarnos, así como a ser capaces de aprender de las experiencias cotidianas, y sentirlas como un desafío constante en el descubrimiento de uno mismo, lo que nos ayuda a enriquecer nuestro mundo interior que nos da el equilibrio para interactuar con nuestro contexto, en este caso con “el otro” en un nivel de respeto, compresión, confianza y sobre todo aceptándolo como es: único y maravilloso ser humano con el que nos vamos a complementar y realizar.
–¿De qué modo conocer a la persona amada?
–Habiendo crecido individualmente, obtenemos la flexibilidad de una mente abierta a la comprensión y a la empatía, dos aristas relevantes para saber que somos falibles, y que por tanto podemos equivocarnos y volver a empezar, y otorgarle los mismos derechos a nuestra pareja. Podemos empezar por tratar de mantener un diálogo constante para conocer y darnos a conocer en afectos, sensaciones de gusto o disgusto, fantasías, placeres, para identificar creencias, ideas, mitos, demandas a la vida de uno mismo, entre otros aspectos que usualmente dan lugar a conductas que favorecen o desarmonizan la relación.
–Es posible dialogar sin discusiones.
–Gran parte de las discusiones se inician al manifestar cualquiera de los dos sentimientos sobre un problema no resuelto. El lenguaje verbal, no verbal, como son el contenido del mensaje, el tono de voz, la postura, así como la interpretación que le da al mismo nuestro interlocutor y el impacto que este genera en nosotros, así como también las humillaciones, críticas, el desequilibrio de poder en la relación, son algunos de los factores que podríamos tratar de mantener en balance y control, con el fin de negociar y encontrar soluciones.
–¿La violencia es producto de la incomunicación?
–Cuando la pareja discute sobre un problema tratando de ser objetivo sin salirse de los canales de comunicación adecuados, y con esto estamos refiriéndonos a expresión inadecuada de opiniones, críticas, deseos, así como falta de habilidades para escuchar activamente a nuestra pareja y sus puntos de vista, entonces sí estaríamos frente a un cuadro de violencia, donde al tal vez referirse a sentimientos en forma inapropiada, más que al problema y su solución, desarmoniza el clima emocional y entramos en un espiral de intercambios negativos, por carecer de las estrategias y habilidades para la resolución de problemas.
–¿Fortalecer las relaciones positivas es factible?
–Desde un enfoque cognitivo –conductual–, para que se den relaciones positivas hay que empezar con fortalecer el clima emocional, para que cesen los reproches y den lugar a los intercambios positivos de cooperación mutua y cree la sensación de trabajo en “equipo”. Para ello se recurren a técnicas que acrecienten el gusto por actividades de ocio en la pareja, que muchas veces hemos dejado de lado, o simplemente en observar a su pareja y reforzar su comportamiento; por ejemplo, decirle: “¡qué rica te quedó la pasta hoy!”
Se puede también buscar el momento y lugar adecuados para tratar el tema y poner en juego habilidades de comunicación, como por ejemplo, utilizar la empatía para poder “ver el mundo con los ojos del otro” y desde allí “ponernos en sus zapatos”, entre otras muchas técnicas para una comunicación eficaz.
Complementando, el buen conocimiento de los roles a cumplir dentro de la pareja individualmente, es importante consensuarlo entre ambos, sobre las responsabilidades en el hogar y si hay hijos sobre ellos también para atraernos mutuamente con “magia” al ambiente que es el hogar y la familia, gravitante para nuestra sociedad.
–¿Cuáles estrategias afianzan habilidades sociales?
–El entrenamiento en asertividad es el que propone la terapia cognitivo-conductual, a fin de que podamos relacionarnos adecuadamente y recibamos beneficios. Todo empieza por la educación realmente. Desde cómo dirigirse al otro, pedirle cambios, poder expresar sentimientos de forma clara y si no lo están, clarificarlos, no esperar que nos “adivinen el pensamiento”, como hacer críticas positivas, afrontar las críticas, o hacerle frente al mal humor de la pareja, entre otras, son la manera en que una persona asertiva, segura de sí misma, que se acepta como es y se conoce a sí misma, puede comunicarse efectivamente con cualquier tipo de persona en un nivel adecuado.
–¿Es viable robustecer el diálogo, la autoestima, el autocuidado y el amor mutuo?
–En principio, lo que el enfoque propone es desarrollar la escucha activa. Mediante ello, practicamos la capacidad de hablar y escuchar, y nos educamos para identificar las áreas problemáticas que impiden el diálogo, por ejemplo. Por otro lado, se tendrá en cuenta la identificación de los niveles emocionales, como ira, ansiedad, que pudieran interferir y nos hagan “perder el control”; identificar también nuestros miedos, temores que se dan en el trato interpersonal, plantear diferentes alternativas de solución teniendo en cuenta el punto de vista de ambos, aunque sea diferente, y poder conciliar y negociar. Todo ello contando con el apoyo del terapeuta que habrá identificado los puntos fuertes y débiles de la pareja, y su entrenamiento en resolución de problemas que les permita ampliar la perspectiva y el aprendizaje de afrontamiento hacia los mismos. Si fuera necesaria una terapia, importarán los antecedentes personales y familiares, buen diagnóstico, bajo la luz de una teoría y filosofía ética del profesional a cargo; crean la posibilidad de orientar, facilitar las herramientas y alternativas que les permitan resolver sus problemas. Todo esto conlleva un esfuerzo de ambas partes, ya que es un trabajo arduo y que nos compromete en el cambio.
Exitosa superación
La Lic. Vivian S. Balarezo B. eligió la especialidad clínica “porque profundiza el conocimiento científico de la conducta y su múltiple problemática, que muchas veces ocasiona malestar e insatisfacción en el individuo, haciendo de esta forma significativo el protagonismo del psicólogo en ayudarle al paciente a recuperar el bienestar y la salud mental, y así procurarse un estilo de vida adecuado para la realización de dicho potencial”. Ella define que “cuando los pacientes se ‘dan cuenta’ por sí mismos de sus posibilidades de mejoría y se lleva a cabo una alianza terapéutica con un compromiso individual y en conjunto con el psicólogo, se puede llegar a buen puerto. Todo toma un tiempo y es un proceso efectivo que deviene después de sesiones de práctica y aprendizaje que apoya a la pareja en una exitosa superación de sus problemas”.
cmedina@abc.com.py