De acuerdo con datos brindados por los investigadores, los criminales contrataron por la suma de G. 5 millones al guardiamarina Hilario Vera Díaz (26) y el suboficial 3º Esteven David Bareiro Morínigo (22), para formar parte de la falsa barrera de control y después trasladar el camión robado con la carga de soja hacia el departamento Central. Ambos son personal de las Fuerzas Armadas y prestan servicio en la Infantería de Marina, según las fuentes.
Supuestamente, el acuerdo con los maleantes incluía que los efectivos militares debían hacer valer sus rangos para cruzar sin mayores contratiempos los puestos de controles ruteros, tanto de la Policía Nacional como de la Patrulla Caminera.
Igualmente, los agentes lograron averiguar gracias a las confesiones de uno de los sospechosos que reducían la carga de soja en depósitos clandestinos ubicados en el departamento Central a G. 1.500 el kilo, lo que les dejaba una ganancia de entre G. 50 y 60 millones por cada asalto.
Según los uniformados, esta misma gavilla ya había perpetrado alrededor de cinco golpes similares en las últimas semanas, en los departamentos de Alto Paraná, Caaguazú, San Pedro y, esta vez, en Canindeyú. Ahora están abocados a la búsqueda y captura de los otros miembros de la gavilla, que escaparon tras el tiroteo.
La imputación fiscal
El agente fiscal de Curuguaty, Juan Daniel Benítez, imputó ayer a los efectivos de la Infantería de Marina Hilario Vera Díaz y Esteven David Bareiro Morínigo por los hechos punibles de homicidio doloso en grado de tentativa y de intento de robo agravado (asalto). También es investigado por los mismos delitos el exconvicto Daniel Gómez López (39), quien portaba un falso uniforme de la Policía Nacional.
Según los antecedentes del caso, los tres instalaron una falsa barrera en la ruta PY03, en el distrito de Yby Pytã, departamento de Canindeyú y detuvieron la marcha de un tractocamión que transportaba 33.000 kilos granos de soja y estaba al mando de su propietario de nombre Ramón Reinerio Acosta. Este último fue reducido a punta de arma de fuego con el fin de hacerse con el rodado y su carga.
Sin embargo, el golpe fue abortado por la repentina y fortuita llegada al lugar de un grupo de policías que los redujeron tras un enfrentamiento a tiros.