El gobierno de Bolivia urgió a sus pares de Paraguay y Brasil a tomar acciones en la zona denominada “Triángulo Man Césped”, sobre la Hidrovía Paraná-Paraguay, que comparten las tres naciones y que es presa del fuego.
Bolivia y Paraguay acordaron el jueves desarrollar un “trabajo conjunto de los dos países, tanto en el territorio boliviano como en el territorio paraguayo”, según el ministro boliviano de Medioambiente y Agua, Carlos Ortuño.
El ministro de la Presidencia boliviana, Juan Ramón Quintana, calificó de “relativamente exitoso” el operativo de la primera descarga de unos 75.000 litros de agua que el SuperTanker efectuó sobre una amplia zona de la Chiquitanía boliviana.
El primer objetivo fue aislar del fuego a la planta termoeléctrica Ipiás, que usa gas natural como combustible y está ubicada entre los poblados de San José de Chiquitos y Roboré. Esa instalación, que abastece buena parte de la Chiquitanía.
Luego que de su llegada la madrugada del viernes, el avión cisterna comenzó a operar en la Chiquitanía para combatir un voraz incendio que ya arrasó más de 744.000 hectáreas de bosque en el país. Prevén que el SuperTanker permanezca unos 10 días.
Amazonia
Los incendios en el pulmón verde han generado reacciones por todo el planeta y la ONU ha hecho un llamamiento para proteger la mayor floresta tropical del mundo, la cual es compartida por Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guayana, Perú, Surinam y Venezuela.
El presidente brasileño, Jair Bolsonaro autorizó el empleo de las Fuerzas Armadas en el combate a los incendios forestales desatados en la Amazonía, que alarman a buena parte de la comunidad internacional.
La decisión constituye la primera medida efectiva adoptada por el Gobierno brasileño, quien en primera instancia llegó a afirmar que los incendios habían sido provocados por activistas de ONG que responderían a los intereses de potencias extranjeras interesadas en la riqueza amazónica.
El decreto fue anunciado en momentos en que crece la preocupación de la comunidad internacional contra Bolsonaro, cuyas políticas para la Amazonía apuntan a liberar la explotación comercial de la minería, la agricultura y el turismo.
La selva amazónica ha registrado más de la mitad de los 71.497 focos de incendio detectados en Brasil entre enero y agosto de este año, un 83% más que en el mismo período de 2018, según los datos divulgados por el estatal Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE).