El presidente francés, Emmanuel Macron, anfitrión este año de la tradicional recepción de las siete grandes potencias democráticas e industriales, deberá desplegar sus dotes diplomáticas para alinear a sus pares durante tres días.
Desde Irán al comercio, pasando por el Brexit, un presidente estadounidense, Donald Trump, imprevisible y ya en campaña para su reelección, un nuevo primer ministro británico provocador, Boris Johnson, y los otros cinco líderes (Francia, Alemania, Japón, Italia, Canadá).
Macron eliminó del menú la declaración final, presintiendo el peligro tras el giro inesperado de la precedente cumbre en Canadá, donde Trump rechazó firmar las conclusiones que sin embargo había aceptado.
La actualidad más apremiante siempre encuentra el modo de hacerse un hueco en el G7. En este caso, las imágenes de la selva amazónica en llamas pondrán cuerpo a los debates sobre el clima.
Por si quedase alguna duda, el anfitrión, Macron, lo dejó claro en Twitter: “Nuestra casa arde. Literalmente. El Amazonas, el pulmón de nuestro planeta que produce el 20 % de nuestro oxígeno, está ardiendo. Es una crisis internacional. Miembros del G7, nos vemos en dos días para hablar de esta urgencia”.
Uno de los grandes objetivos que se marcó Francia es acordar una tasa global a las compañías digitales por sus ingresos fuera de sus países de origen.