A criterio de Barreto, los números del cierre del ejercicio 2019 revelan un empeoramiento de la inflexibilidad que tiene el presupuesto para asignar recursos, porque todo ya está predeterminado a compromisos que vienen de años anteriores y no queda margen para atender la creciente demanda de servicios públicos que tiene la gente.
Hacienda dio a conocer esta semana que el 97% de lo recaudado en impuestos el año pasado fue destinado a cubrir gastos rígidos presupuestados (salarios, jubilaciones, pago de deuda y gasto social), lo que implica un importante crecimiento con respecto al cierre del ejercicio 2018, cuando fue de 91%. La suba obedece a la caída de los ingresos tributarios y los aumentos salariales que se otorgan cada año, que terminan ampliando la rigidez del gasto público.
“Esto refleja una imposibilidad casi de parte del Estado de responder a las demandas por servicios públicos que hay, porque no puede modificar absolutamente la estructura presupuestaria”, dijo el exministro a nuestro diario.
A su criterio, se debe empezar a tomar medidas que permitan, por lo menos, contener la rigidez de los gastos para que los ingresos adicionales que vengan de aquí en adelante tengan margen para poder aplicarlos a la mejora de los servicios públicos. En ese contexto, es partidario de un pacto político que trascienda los gobiernos para contener el gasto corriente, que es el que genera la rigidez presupuestaria, porque con este escenario actual lo que sucederá es que la gente va a pagar más impuestos con la implementación de la reforma (recaudación se dará principalmente en 2021) y lo único que verá como resultado es más salario para los funcionarios, aseguró.
Considera que se debe entrar a tocar la estructura, modificar, reducir y aumentar la flexibilidad del gasto, pero sostiene que políticamente no existe la mínima posibilidad y en esta circunstancia, por el contrario, la expectativa es que los reajustes salariales que no se otorgaron para este año se volverán a plantear y más aún para 2021.
Barreto planteó que se debe empezar a ordenar porque la tendencia es que vaya a empeorar más, por lo que insiste en que por lo menos se debe frenar este proceso si no se puede realizar una reestructuración.
“No tengo la varita mágica, porque este es un proceso complejo políticamente y administrativamente, pero aquí se debe tomar una decisión política entre el Poder Ejecutivo y el Congreso para contener esto y actuar en consecuencia, por lo menos durante 10 años hasta que se pueda cambiar gradualmente la estructura”, insistió.
Puntualizó que esta situación nos conduce a que los servicios públicos vayan empeorando en su calidad, porque no se va a poder responder a la demanda creciente de la gente por falta de recursos o el Estado tendrá que entrar en un proceso de endeudamiento masivo, más de lo que ya existe, para realizar las inversiones, en cuyo caso podría terminar en una crisis fiscal.
Los salarios se llevaron 75%
Uno de los principales componentes del gasto rígido es el salario, que el año pasado se incrementó con respecto al cierre del ejercicio 2018, principalmente por los incrementos que fueron otorgados a diversos sectores, entre ellos los docentes del Ministerio de Educación.
De acuerdo con los datos del Ministerio de Hacienda, en 2019 se destinaron 75% de la recaudación impositiva al pago de los sueldos en la administración central (de cada G. 100 recaudados, G. 75 fueron a salarios), contra los 71% registrados el año anterior.