Regalamos energía eléctrica

La Kuwait eléctrica de Latinoamérica, aunque parezca extraño, sigue subaprovechando este valioso energético en beneficio de los derivados del petróleo y de la biomasa, en detrimento del equilibrio de su ecosistema así como de sus finanzas.

Archivo, ABC Color
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Según el último Balance Energético, publicado en setiembre de cada año por el Viceministerio de Minas y Energía, la tajada de la torta del consumo final de energía correspondiente a electricidad midió 16% en 2018.

El 84% restante correspondió a la biomasa (leña, carbón, etc.) y a los derivados del petróleo, que debe importarse hasta el último centímetro cúbico.

En el lapso comprendido entre el 2016 y el 2018, la porción de la torta correspondiente a la energía eléctrica aumentó del 15,8% al 16%, o sea 0,2%. En 2017, esa tajada fue inclusive menor: 15,7%.

Reiteremos que la República del Paraguay es copropietaria, por partes iguales, de la energía de las centrales hidroeléctricas Itaipú -con Brasil- (45 millones de MWh por año aproximadamente) y de Yacyretá –con Argentina– (alrededor de 10 millones de MWh).

A los 55 millones de MWh debe adicionarse la producción de la central nacional Acaray, que ronda el millón de MWh.

Sin embargo, la demanda anual del mercado eléctrico paraguayo gira en torno a los 15 millones de MWh, dato que revela que “cede” –regala– a sus socios cerca de 40 millones de MWh.

Según las proyecciones, e nuestro país, con la actual tasa de crecimiento del consumo de energía eléctrica, estaría en condiciones de demandar toda la energía que le corresponde en las binacionales a mediados de la década del 2030.

En cuanto al renglón de la biomasa, de acuerdo con el Viceministerio de Minas y Energía, su participación en la estructura de consumo final en 2018 fue 41%, 11,8% menos que en 2016 y el de derivados de petróleo subió del 37,7% al 43%.

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