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Su cuñada, Estela viuda de Giménez, nos comentó desde el cementerio que Abel Sánchez es miembro de una familia de 12 hermanos, de los cuales ahora siguen siete con vida, quienes estuvieron ayer presentes en el sepelio del artista.
Muchos de sus amigos, familiares y otras personas participaron del acto, en el que algunos oradores destacaron la importante vida artística de Sánchez Giménez, quienes destacaron su personalidad como arpista, su talento para la ejecución de ese instrumento musical, especialmente su enorme espíritu de paraguayo y amante de las costumbres y tradiciones de nuestro país.
Varios de los presentes no escatimaron palabras para resaltar su figura, mientras otros le calificaron como “el embajador permanente en Europa de la cultura musical paraguaya”, teniendo en cuenta que el músico recorrió prácticamente todo el mundo con Los Indios, luego de ser integrante del Trío Los Paraguayos, según expresaron. Sánchez Giménez residía en el barrio Jara de Asunción, donde sufrió un lamentable accidente y falleció.
A su regreso al país en 1962, estudió teoría y solfeo con Cirilo Fretes Franco y Luis Cañete. Paralelamente, perfeccionó su técnica instrumental, convirtiéndose en un auténtico concertista de arpa paraguaya. Investigó las posibilidades del arpa, aportando una serie de innovaciones que permiten la interpretación de semitonos y el mejoramiento del sonido.
Compuso unas 70 obras, entre ellas Jeroky jave, Besos de amor, Austria, La bailarina, y muchas otras.