Luego de “El despertar de la fuerza”, que no era más que una remake disfrazada del Episodio IV “Una nueva esperanza” (1977), Abrams nos entrega una película en la que la acción no decae en sus 140 minutos de duración. Un filme emotivo, como uno espera en el cierre de un ciclo, pero que también es una apuesta a la aventura en toda su extensión, así como fue aquella producción del 77, dirigida por George Lucas.
En este noveno episodio, Kylo Ren (Adam Driver) se encuentra con el emperador Palpatine (Ian McDiarmid), que regresa con todo el poder para asumir un nuevo Imperio. Rey (Daisy Ridley), junto con Poe Dameron (Oscar Isaac), Finn (John Boyega), C3PO, BB8 y Chewbacca partirán en busca de Palpatine para evitar su regreso.
La película se extenderá como un gran duelo entre Rey y Kylo, y será más palpable esa conexión que existe entre ambos. Pelearán en diferentes escenarios, desde un desierto hasta rodeados de enormes olas, en las ruinas de la Estrella de la Muerte. El propio Abrams había dicho que ese vínculo que los une será la espina dorsal de esta cinta. Por fin se revelará el origen de Rey, a quien conocimos cuando la Fuerza se despertó en ella, una simple recicladora, en la primera cinta de la presente trilogía.
Pero lo más interesante es que el filme no ofrece respiro, con tantas batallas y persecuciones en planetas y escenarios de todo tipo. “El ascenso de Skywalker” es un producto redondo de entretenimiento, matizado con esos personajes especiales que han caracterizado a esta saga histórica en la cinematografía mundial.