FUERTE OLIMPO, (Carlos Almirón, corresponsal). Cuantiosas son las pérdidas económicas que producen estos incendios a los productores de la zona, y aunque no se tengan cifras concretas, fácilmente las pérdidas sobrepasan los G. 2.000 millones, atendiendo que no solo murieron animales vacunos y equinos, sino también se quemaron kilómetros de alambrados y postes, varios corrales y parcelas de pasturas donde alimentar al ganado.
La estancia Toro Pampa es una de las propiedades afectadas por estos incendios; su propietario Ruyter Silva (hijo) mencionó que tras los primeros balances de pérdidas, fácilmente se está llegando a los G. 250 millones, cifra esta que podría elevarse una vez que concluya todo el recorrido de los personales para describir los daños ocasionados por el fuego.
“Tuvimos la pérdida de más de 20.000 metros de alambrado, cuyo costo orilla los G. 200 millones, entre materiales (postes, alambres, grampas, alfajías) y mano de obra”, además murieron 5 caballos y un vacuno, detectados de manera preliminar y que podrían ser más, luego de finalizar la investigación; en esta propiedad también se quemaron los portones de madera y algunos puentes de madera.
Buscar a los responsables
El productor pidió a las autoridades realizar una correcta investigación, en busca de detectar a los responsables que iniciaron el fuego, para luego convertirse en una lamentable tragedia natural y económica; se deben iniciar acciones de indemnización, atendiendo las pérdidas millonarias, acotó.
Otro de los ganaderos afectados es Laurent Abadíe, del establecimiento ganadero denominado Jollie, quien calcula una pérdida económica superior a los G. 200 millones. “El fuego quemó todos los potreros, pero por suerte se pudo salvar a los animales, pero tendremos un costo mayor al tener que adquirir por varios meses fardos de heno para alimentar al ganado”, dijo.
Además, se quemaron por completo miles de metros de alambrada y un sistema de cañerías que distribuía agua a los bebederos en distintos puntos de su infraestructura; la pérdida es realmente cuantiosa.
El fuego afectó además parte del establecimiento General Díaz, otra propiedad de Abadíe, sitio que suele ser utilizado para trasladar a los animales en épocas de sequía.
La estancia San Rafael, de la familia Ayala, fue otro de los establecimientos afectados por estos voraces incendios. El fuego se encargó de arrasar con más del 80% de las 5.000 hectáreas de la propiedad; los dueños hablan también de una pérdida que supera los G. 250 millones.