Ex directivos del banco sumariado y sancionado por el Banco Central aseguran que fue desde el propio banco Interfisa que se detectaron las irregularidades en la exposición de cuentas en el balance, las cuales fueron comunicadas al ente regulador para las acciones correspondientes y que no se trataría propiamente un hallazgo de la Superintendencia de Bancos (SIB) como señala el informe de conclusión que se extrae de la resolución 7 del BCP.
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Jorge Diaz de Bedoya quien se desempeñaba como presidente de la entidad alega en su contestación del sumario que los hallazgos no fueron detectados por la SIB, ya que fue el banco Interfisa el que detectó en una auditoria en 2018 la existencia de pérdidas no registradas y puso a conocimiento del ente regulador. Igualmente detalló que para el 2019 ya se habían realizado todos los ajustes y regularización de las cuentas. También detalla que estas situaciones fueron confirmadas por el propio contador en la audiencia del sumario administrativo que le fuera aplicado por el propio banco.
A su vez, Rafael Lara, quien se desempeñaba como directivo y gerente general de la entidad bancaria, también avaló lo mencionado por Diaz de Bedoya en que los hallazgos no fueron detectados por la SIB, sino por el mismo banco Interfisa
Por su parte Alberto Ugarte Ferrari acotó que fue la misma SIB que aprobó previamente los balances de los ejercicios 2016, 2017, 2018 ( luego cuestionados por el órgano regulador) y autorizó expresamente la distribución de los dividendos,
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Durante la exposición de su descargo, Rubén Ramírez futuro ministro de Relaciones Exteriores y quien se desempeñaba como directivo del banco durante la intervención, mencionó igualmente que fue la entidad bancaria que detectó estas situaciones irregulares y al poco tiempo de asumir la administración y que les tocó justamente comunicar el hecho al BCP para que se haga una auditoría, según lo expuesto en la resolución 7 del BCP, del 8 de junio.
En una reciente entrevista indicó que resulta llamativa la acción de la SIB de sancionar justamente a los que detectaron y regularizaron la situación y no incluir en el sumario todo el periodo de incumplimiento que se dio desde el 2016.
Documentos de la SIB a los que accedió nuestro diario, confirman justamente que la exposición errónea que llevaron a determinar “las pérdidas no reconocidas” datan desde el 2016, año en que José Cantero se desempeñaba como gerente general del citado banco.
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Menos pérdidas más dividendos
Estas pérdidas no reconocidas surgen de la manipulación del estado de resultados, a partir de cuentas que fueron registradas como activos en lugar de gastos o pérdidas, lo que llevó finalmente a abultar las ganancias y la distribución de los dividendos.
“Lo que hubo es una manipulación, se distribuyeron dividendos sobre los que no había rentabilidad. Estas pérdidas no reconocidas fueron por más de G. 65.000 millones. El ente regulador estableció un plan de regularización, como la capitalización del banco por G. 90.045 millones (US$ 12,5 millones).