Sobre las pérdidas técnicas “inherentes al funcionamiento” (del sistema), luego de señalar que constituyen un costo necesario de operación, la empresa eléctrica estatal añade que las mismas deben ser “controladas y balanceadas”. Sobre las pérdidas no técnicas -”inherentes a la actividad relacionada” subrayan que deben ser gestionadas.
En ambos casos para la empresa estatal implica “una generación extra que debe ser provista para satisfacer la demanda del sistema, cuyos costos se calculan utilizando el costo medio de producción de la empresa”.
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Añaden que la ANDE, “a diferencia de otras empresas del sector eléctrico de la región”, determina sus pérdidas totales abarcando las etapas de transmisión, distribución y comercialización “el indicador de pérdidas a efectos comparativos con empresas de la región se limita al ámbito de distribución de energía eléctrica, como empresa distribuidora”.
De estas premisas, la ANDE concluye que su “pérdida no técnica” tiene un valor estimado del 40% de las pérdidas en distribución. En otras palabras, si en sus redes de distribución la estatal perdió 4.867.768 MWh, la pérdida de 1.947.107,2 MWh se debe a la “intervención humana”, de manera más coloquial, a los robos, cuyo número aumentó en proporción geométrica en los últimos meses, tal vez gracias a una mayor represión o simplemente difusión.
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G. 373/KWh, el costo promedio de la ANDE
En lo concerniente al costo medio utilizable para calcular las pérdidas menciona el costo medio de energía comprada, o sea G. 197,97/KWh, no obstante, en su Memoria 2021 señala que el costo medio nacional es de G. 373/KWh.