La obra de restauración y puesta en valor del edificio histórico del Puerto de Asunción, que el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) adjudicó en marzo del 2019 a la empresa Alberto Barrail e Hijos (ABH), representado por Vicente Canillas, registra hasta la fecha un encarecimiento de 32%, según los documentos oficiales.
El monto del contrato inicial con esta firma fue por G. 22.188 millones, pero ya se infló a G. 29.382 millones hasta la fecha, mediante tres adendas, las cuáles fueron autorizadas tanto por el extitular del MOPC, Arnoldo Wiens, como por el actual ministro, Rodolfo Segovia.
El aumento registrado es de G.7.194 millones, o sea un incremento del 32,4%, muy por encima del 20% que permite la ley 2051 de Contrataciones Públicas. Empero, como esta obra se ejecuta dentro del “programa de reconversión urbana y metrobús” del MOPC, se rige por las políticas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que financia una parte de este plan.
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Además del millonario encarecimiento, la obra registra un importante atraso respecto al cronograma, pues el plazo original de finalización era de 18 meses, que si se cumplía hubiera terminado en 2021. Sin embargo, luego de varias prórrogas que otorgó Obras Públicas a la contratista ABH, los trabajos debían culminar en octubre del año pasado, pero recién ahora la empresa ejecuta los trabajos finales.
En un recorrido de este diario por la zona de obras se pudo corroborar que la empresa contratista está realizando los trabajos finales. El Ing. Hugo Falcón, de la empresa ABH, explicó que están terminando los detalles para la entrega provisoria del edificio.
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Refacción del edificio del puerto: hicieron correcciones
El profesional señaló que los cambios en el contrato se deben a que debían hacer algunas correcciones en el aspecto estructural del edificio.
“Los cambios se debieron al tema de las modificaciones no contempladas, que no estaban previstas inicialmente, entre ellos la estructura de la bovedilla, porque (el edificio) tiene tres niveles. El nivel principal, que sirve en el hall central, debíamos reforzar la estructura, ya que las bovedillas fueron calculadas para 300 kilos por metro cuadrado y, según las normativas y ordenanzas, nos exigen 500 kilos por metro cuadrado”, expresó.
Agregó en este sentido que debieron reforzar la estructura para que el edificio pueda “soportar ... el uso público”, que fue una de las modificaciones más significativas.
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Falcón señaló que estas modificaciones impactaron en el cronograma, además de la pandemia, que también retrasó la obra. Asimismo mencionó que algunos materiales no estaban previstos en el inicio, como el caso de las venecitas, que se tuvieron que importar para completar la fachada del edificio.
Asimismo indicó que el hallazgo de murales, hecho que estaba previsto, también impactó en los plazos de ejecución, porque tenían que recuperar y proteger las obras de arte.
Pandemia afectó el cronograma
El Ing. Falcón informó que, si bien la pandemia afectó en su momento al cronograma de obras, al tratarse de un edificio histórico tenían que dar un tratamiento especial a los trabajos. “La obra nos tomó en plena pandemia. Si bien en el MOPC no pararon las obras, sí nos retrasaron algunas dificultades en ese proceso. Pero sobre todo, este es un edificio histórico y tuvimos que adaptar las instalaciones de acuerdo a lo que el propio edificio requería”, manifestó.