La energía limpia y barata de Itaipú beneficia principalmente al Brasil

El 26 de abril de 1973, en el Palacio de la Meseta de Brasilia, ante la presencia de los generales Alfredo Stroessner y Emilio Garrastazu Médici, los cancilleres de ambas dictaduras, Raúl Sapena Pastor y Mario Gibson Barboza, firmaban el Tratado para el aprovechamiento hidroeléctrico de los recursos hidráulicos del río Paraná, pertenecientes en condominio a los dos países.

Vista parcial de la central hidroeléctrica paraguayo/brasileña Itaipú.gentileza
audima

¿Cambiaron la historia del Paraguay los 50 años que transcurrieron, tal como lo promocionan las administraciones de turno de la de la entidad binacional Itaipú, concesionaria de ambos gobiernos para el aprovechamiento de esos recursos hídricos? ¿Fue ésta la fórmula que posibilitó la superación de las diferencias limítrofes entre ambos países?

Si en nuestro balance conferimos prioridad al presente, a los resultados de los 50 años, necesitamos rescatar algunos datos actuales, por ejemplo, que la actual matriz energética nacional, en su columna del consumo final, desmiente que el proclamado “cambio” haya modificado al país. Además, último Balance Energético Nacional del Viceministerio de Minas y Energía bloquea toda manifestación de entusiasmo.

En efecto, en la columna que mencionamos el Balance de Minas y Energía consigna que la energía eléctrica cubrió solo el 18% del total consumido, la biomasa el 41% y los derivados del petróleo el 41% restante.

Por otra parte, ¿realmente contribuyó la “monumental obra” a superar las diferencias limítrofes en su 38 años de producción? Una vez más los datos reales desarman los intentos propagandísticos.

Itaipú: en promedio pagado US$ 4,14/MWh

De los registros que la entidad divulga periódicamente se infiere que entre 1984 y el 2022, el Paraguay, propietario en condominio de la riqueza que hizo posible la construcción de la “monumental obra”, así como su extraordinaria capacidad de producción: 2.900.028 GWh (1 GWh = 1000 MWh) en sus 38 años de funcionamiento, aprovechó apenas el 8,9%.

En cuanto a la mitad paraguaya de la energía de la gran central, en el mismo lapso, el beneficio de la población paraguaya no superó el 17,9%, razón por la cual debió “ceder”, a cambio de una rara “compensación”. el 82,1%.

Ceder el 82,1% de su energía en esos 38 años trajo al país US$ 4.934.300.000, suma que dividida por el total de energía cedida arroja el deprimente resultado de US$ 4,14/MWh. en promedio, pagados por Brasil, apenas una propina, lejos del “justo precio” que consagró en el Acta Final de Foz de Yguazú, que luego se rescata, tangencialmente, en el Considerando del Tratado de Itaipú.

Represa hidroeléctrica Itaipú, la iluminación busca promocionar su perfil turístico.

La mirada retrospectiva no debe estar ausente en cualquier trabajo relacionado con “la obra del siglo XX”. En el principio hubo “diferencias limítrofes” entre el Paraguay y Brasil, diferencias que fueron sumergidas con el embalse de la hidroeléctrica pero nunca solucionadas. Esa es la razón por la cual, en cada reclamo paraguayo ante Brasil debido a la asimétrica distribución de los beneficios de Itaipú, volverá emerger como un temible fantasma.

También hubo invasión militar del territorio paraguayo

La invasión militar brasileña en junio de 1965 de Puerto Renato en territorio paraguayo tampoco podrá borrarse de la memoria de nuestro pueblo, así como el Acta Final de Foz de Yguazú de junio de 1966, que firmaron con el respaldo del entonces canciller los Estados Unidos, Dean Rusk, “providencialmente presente en Asunción en esa oportunidad, según apuntaba el general Juan Antonio Pozzo, cuyas disposiciones, varias de ellas, fueron distorsionados e inclusive cancelados.

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