Siguen saltando números llamativos en las compras de la Industria Nacional del Cemento (INC), administrada por Ernesto Benítez. Esta vez, la estatal adjudicó la compra de pet coke o coque de petróleo, que es el combustible que se utiliza en el horno de Vallemí para la producción de clínker, a un precio exorbitante respecto a adquisiciones anteriores.
A través de una licitación por vía de la excepción, con publicación posterior y alegando “urgencia impostergable”, la empresa estatal contrató a la firma Yguazú Cementos, su competencia directa en el mercado nacional, para la provisión de 8.000 toneladas de coque por G. 27.280 millones, es decir, a un precio de G. 3.410.000 por tonelada, que es el precio más caro que está pagando la estatal desde que comenzó a utilizar este combustible (ver infografía).
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Pese al elevado precio que está desembolsando la INC en esta compra, la cementera pública también se está encargando de transportar el producto por vía terrestre desde el depósito de Yguazú Cementos de Villa Hayes hasta la planta de Vallemí, lo que hace que el precio final del producto sea mucho más caro. Para este traslado, la empresa pública está contratando flete terrestre también por montos millonarios.
El titular de la cementera, Ernesto Benítez, se niega a brindar explicaciones a este diario sobre esta compra a un precio sideral y en la que asumió hasta el flete de traslado del combustible. Lo cierto es que el contrato se firmó el 5 de octubre último con total sigilo.
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Recordemos que lo máximo que venía pagando la INC por la compra del coque era de G. 1.421.068 por tonelada hasta el 2020 y el año pasado el precio trepó a G. 2.110.500 y G. 3.100.345 por tonelada. En todas estas compras las firmas adjudicadas debían entregar el combustible en Vallemí.
Sin embargo, en este último contrato con Yguazú Cementos, la estatal está pagando G. 3.410.000 por tonelada y, a parte de eso, también asume el costo del traslado del producto hasta Vallemí.
Estatal debía ahorrar tras millonaria inversión
La INC invirtió parte de los US$ 80 millones provenientes de una colocación de bonos soberanos, durante el Gobierno de Horacio Cartes, para cambiar el sistema de combustión del horno de Vallemí, para que se pueda usar coque de petróleo en vez de fuel oíl, de manera a generar un importante “ahorro” a la empresa pública.
Esto porque supuestamente el coque costaba 10 veces menos que el fuel oíl, lo que hoy está lejos de la realidad, ya que el precio de dicho combustible aumentó para la cementera pública desde que comenzó a utilizarlo en el 2018.