Vehículo rosado y ecológico busca combatir la contaminación del aire en Sierra Leona

Desde su pequeño taller en Freetown, James Samba trabaja en el prototipo de un vehículo eléctrico fabricado a partir de materiales reciclados, en una cruzada contra la contaminación atmosférica en Sierra Leona.

El innovador autodidacta James Samba (derecha) conduce un vehículo eléctrico ecológico que fabricó con metales reciclados en Freetown. 010005+0000 SAIDU BAH
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En hora punta, las calles de la capital de Sierra Leona están repletas de una multitud de minibuses, motos, taxis compartidos y triciclos motorizados conocidos como “kekes”. Todos ellos igualmente contaminantes.

Tras la muerte de su tío, quien según él falleció de una enfermedad respiratoria debido a la inhalación de los gases tóxicos de los vehículos, este estudiante de 23 años buscó desarrollar un “keke” alimentado por energía eléctrica.

El innovador autodidacta James Samba posa frente a un vehículo eléctrico ecológico que fabricó con metales reciclados en Freetown.

“Quise salvar a otras personas para que no mueran de enfermedades respiratorias por la contaminación del aire”, cuenta.

Completamente fabricado a partir de materiales reciclados, su vehículo eléctrico de color rosa, similar a un pequeño carrito de golf, circula ahora por las calles de Freetown.

La iniciativa, aunque aislada, pretende ofrecer una alternativa ecológica a los vehículos alimentados por combustibles.

Cada año 4,2 millones de personas mueren prematuramente debido a la contaminación del aire, estima la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El innovador autodidacta James Samba recolecta metales reciclados en Freetown.

Como en muchos países de África occidental, los atascos en Freetown y el parque automovilístico mal mantenido agravan los problemas de contaminación.

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) estima que 1.200 personas murieron por la contaminación del aire en el país en 2021.

Energía solar

El joven emprendedor ya había construido una silla de ruedas eléctrica para su tío, que no tenía acceso al transporte público.

Gracias a su iniciativa James Samba colaboró con la empresa emergente NEEV Salone, que ensambla y comercializa triciclos eléctricos.

Fue el estudiante quien tuvo la idea de añadir un panel solar en el techo de los pequeños vehículos de la empresa.

El innovador autodidacta James Samba (izquierda) conduce un vehículo eléctrico ecológico que fabricó con metales reciclados en Freetown.

“Tenemos una flota de 100 triciclos, tres estaciones de carga y puntos de intercambio de baterías para nuestros clientes”, explica Emmanuella Sandy, cofundadora y jefa de operaciones de NEEV Salone.

“Nuestros ‘e-kekes’ están en pleno auge, hacemos intercambios de baterías para reducir el tiempo de espera de los conductores y hemos formado a 60 estudiantes del departamento de ingeniería mecánica de la universidad para ensamblar y hacer el mantenimiento”, añade.

El desarrollo de vehículos eléctricos enfrenta varios obstáculos en Sierra Leona, donde la red eléctrica es deficiente, sufre frecuentes cortes de energía y la temporada de lluvias dura seis meses, lo que limita el funcionamiento de los paneles solares.

Cerca del 20% de los hogares tiene acceso a electricidad, según un informe de 2024 del Banco Mundial.

Para alimentar sus puntos de carga, NEEV Salone utiliza energía solar, generadores y la red nacional.

James Samba afirma que los “kekes” solares son más rentables para los conductores gracias al bajo costo de mantenimiento, y el ahorro en combustible.

Pero se necesitan unos 5.000 dólares para comprar uno de los modelos de NEEV Salone, una fortuna en uno de los países más pobres del mundo.

Este costo no disuade a algunos conductores de invertir, como Thomas Kanu.

“El triciclo solar es cómodo y representa un negocio rentable. Además ya no tengo que preocuparme por la escasez de gasolina”, afirma el conductor de 25 años.

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