La viruela fue una enfermedad devastadora que afectó a la humanidad durante miles de años. Caracterizada por fiebre alta y erupciones cutáneas que dejaban cicatrices permanentes, la viruela mataba a aproximadamente el 30% de las personas infectadas.
Su origen se remonta a tiempos antiguos, y fue una enfermedad endémica en varias regiones del mundo.
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El primer avance significativo en la lucha contra la viruela ocurrió a fines del siglo XVIII, con la creación de la primera vacuna por Edward Jenner en 1796. Jenner observó que las ordeñadoras que habían contraído viruela bovina rara vez contraían viruela humana. Utilizó este principio para inocular a un niño con viruela bovina y luego le expuso a la viruela humana, demostrando que la vacunación podía prevenir la enfermedad.
El programa de erradicación de la viruela
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó en 1967 una campaña mundial para erradicar la viruela, que fue un ambicioso esfuerzo internacional coordinado. El programa se basó en la estrategia de vigilancia y contención, que buscó identificar y aislar brotes de viruela, en lugar de realizar vacunaciones masivas.
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Un logro clave fue la movilización global. La campaña contra la viruela fue única por su contenido colaborativo, involucrando a países de todos los sectores políticos y económicos. Fue una demostración temprana de cómo el mundo podía unirse para combatir una enfermedad común.
Se desarrollaron soluciones logísticas innovadoras, como el uso de la aguja bifurcada para vacunar a millones de personas de manera rápida y eficaz.
Además, la implementación de un sistema de vigilancia rigurosa permitió a los equipos de salud pública identificar y controlar brotes rápidamente, cortando así las cadenas de transmisión de la enfermedad.
La declaración de erradicación de la viruela
El 9 de diciembre de 1979, la Comisión Global para la Certificación de la Erradicación de la Viruela certificó oficialmente que la viruela había sido erradicada a nivel mundial.
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Este anuncio culminó más de una década de esfuerzos intensos y sirvió como un faro de esperanza para futuros proyectos de erradicación de enfermedades.
La erradicación de la viruela dejó un legado indeleble en la salud pública. Demostró el poder de los esfuerzos conjuntos y la colaboración internacional en la lucha contra las enfermedades. Además, este éxito consolidó aún más la vacunación como una herramienta vital en la prevención de enfermedades.
Las estrategias desarrolladas para erradicar la viruela han sido adaptadas para combatir otras enfermedades, como la poliomielitis.
El éxito en la erradicación de la viruela no solo eliminó una amenaza a la salud mundial, sino que también proporcionó un modelo para abordar otras amenazas infecciosas. Las lecciones aprendidas continúan informando la respuesta de la comunidad internacional a los desafíos de salud pública actuales, sugiriendo que con determinación y cooperación, es posible superar incluso las amenazas más formidables.
Diferencias con la viruela del mono (Mpox)
Aunque la viruela y la viruela del mono comparten similitudes al ser causadas por virus del mismo género, Orthopoxvirus, existen diferencias clave. La viruela humana era mucho más contagiosa y solía propagarse rápidamente en áreas densamente pobladas. La viruela humana tenía una tasa de mortalidad significativamente mayor.
En contraposición, la viruela del mono suele ser menos mortal y más leve, aunque puede presentar complicaciones serias en ocasiones.
La vacunación contra la viruela ha demostrado ser eficaz para proteger contra la viruela del mono, ofreciendo un grado de protección cruzada. Sin embargo, actualmente no hay campañas de vacunación masiva para la viruela del mono debido a su menor propagación y gravedad.