Comunidades open source pueden ser clave para democratizar la tecnología en América Latina

Las comunidades ‘open source’ o de código abierto pueden ser clave en los procesos de democratización del acceso a la tecnológica en América Latina, ya que ingresar en ellas es sencillo y gratuito y permiten “estudiar, conocer y entrenar en tecnología”.

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Así lo asegura el director de Tecnología para América Latina de la empresa Red Hat, Thiago Araki, en una entrevista para la Agencia EFE en el marco del Red Hat Summit, un evento empresarial de código abierto que se celebró en Montevideo el pasado 15 de noviembre.

Red Hat es una empresa proveedora de servicios tecnológicos -sistemas operativos, desarrollo de aplicaciones y automatización- que trabaja con software de código abierto, el cual permite ir mejorando su desarrollo con una innovación constante y una mayor seguridad, puesto que cualquiera puede detectar vulnerabilidades en la codificación.

Araki explica que una comunidad open source es un grupo de personas, que pueden ser representantes de empresas, profesionales independientes, estudiantes o universidades, que se reúnen bajo intereses comunes para construir mejoras y soluciones tecnológicas.

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Según el experto, hay más de un millón de proyectos de este tipo en todo el mundo, en los que muchas empresas aportan recursos, personas o dinero para su evolución.

En ese sentido, señala que estas comunidades hacen accesibles tecnologías "que antes estaban disponibles para muy poca gente" y que, aunque participar activamente en ellas "requiere esfuerzo y dedicación", algunos de sus miembros consiguen llegar a ingresar en su empresa o en otras del sector.

Un sector en auge

Según Araki, de entre todas las regiones en las que opera su compañía, durante los últimos cinco años en la que más creció fue América Latina.

"Se debe a algunos de los retos que los clientes necesitan en transformación digital y que están trayendo resultados muy positivos, como la modernización de la infraestructura de las aplicaciones para sacar mejor provecho o la automatización de los flujos de trabajo para disminuir las labores manuales y los riesgos que acarrean para los negocios los errores humanos", explica.

El software de código abierto con el que trabaja Red Hat facilita la adopción de estas mejoras y su uso se desarrolló e incrementó en los últimos años en Latinoamérica.

Es por esto que el representante de la compañía en la región argumenta que esto se debe a que en países como Uruguay, Argentina, Brasil o México hay gobiernos con “una visión positiva de la adopción del open source” y esto acelera “la quiebra de los miedos que existen entre la gente que lo desconoce”.

Además de este "rol clave de los gobiernos en fomentar la adopción de open source", Araki destaca también el papel de "sectores de la industria que demandan mucho consumo de tecnología, como el financiero o las empresas de telecomunicaciones", ya que este tipo de compañías buscan "innovación constante, rápida y abierta".

Falta de formación

A pesar del fuerte desarrollo del software de código abierto en Latinoamérica, el director de Tecnología de Red Hat para esta región señala como el principal problema en su expansión la falta de profesionales cualificados para implementarlo: "La cantidad de personas que formamos en nuestras universidades es muy baja en comparación con la demanda de trabajo que existe en el sector de las tecnologías de la información".

Según el experto, hoy en día "todas las empresas se están convirtiendo de alguna forma en empresas de tecnología" y todas ellas demandan profesionales con aptitudes en este campo, pero "no todos los países logran fomentar que se forme gente con este tipo de conocimientos por razones históricas y políticas".

Aunque admite que algunas empresas están instruyendo a cada vez más gente para suplir esa necesidad, Araki destaca nuevamente el papel de las comunidades open source para disminuir el "problema crónico" que dice que existe en la región.

Sin embargo, concluye que, a pesar de que el código abierto ayude a reducir este problema, “hacen falta políticas y mucho más apoyo para la formación de profesionales tecnológicos en nuestra región”

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