El estudio, liderado por un equipo internacional dirigido por la Universidad de East Anglia (UEA), en Norwich (Inglaterra), analizó cómo distintas lenguas usan los demostrativos, palabras que indican dónde está algo en relación con una persona que habla, como “este gato” o “ese perro”.
Hasta ahora se creía que las distinciones espaciales de las distintas lenguas eran diferentes y que, por tanto, sus hablantes podían pensar de formas fundamentalmente distintas.
Pero el nuevo estudio, cuyos detalles se publican este lunes en la revista Nature Human Behaviour, demuestra que todas las lenguas analizadas hacen las mismas distinciones espaciales utilizando palabras como “esto” o “aquello” en función de si pueden alcanzar el objeto del que hablan.
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“En el mundo se hablan más de 7.000 lenguas diferentes. Queríamos averiguar cómo utilizan los hablantes de una gran variedad de lenguas las palabras más antiguas de las que se tiene constancia: los demostrativos espaciales, como ‘esto’ o ‘aquello’”, explica Kenny Coventry, investigador principal del estudio y profesor de la Facultad de Psicología de la UEA.
El equipo internacional, formado por 45 personas, estudió 29 lenguas de todo el mundo, entre ellas el inglés, el español, el noruego, el japonés, el mandarín, el tzeltal y el telugu.
La misma correspondencia en todas las lenguas
Analizaron a más de 1.000 hablantes para ver cómo utilizaban los demostrativos en su lengua para describir dónde se encontraban los objetos en una serie de configuraciones espaciales diferentes.
El análisis estadístico reveló la misma correspondencia entre objetos alcanzables y no alcanzables y demostrativos en todas las lenguas.
Según Coventry, “en todas las lenguas analizadas existe una palabra para los objetos que están al alcance del hablante, como ‘this’ en inglés, y otra para los que están fuera de su alcance, ‘that’”.
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“Esta distinción podría explicar el origen evolutivo temprano de los demostrativos como formas lingüísticas”, añade.
Esta investigación ha sido dirigida por la Universidad de East Anglia en colaboración con investigadores de otras 32 instituciones internacionales, como la Universidad Friedrich-Schiller de Jena (Alemania), la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, la Universidad de Aarhus (Dinamarca) y la Universidad de Buffalo (EE.UU.).