Identifican en ratones un circuito cerebral vinculado al consumo de cocaína

Una zona del cerebro, el córtex insular anterior (CIA), y su conexión con el córtex orbitofrontal son clave en el consumo compulsivo de cocaína, según un estudio en ratones, y constituyen una posible diana para el tratamiento de la drogadicción en humanos.

Imagen de referencia de un pequeño ratón.
audima

Cada vez son más los estudios que señalan que el córtex orbitofrontal y la corteza insular intervienen en el comportamiento adictivo. Además, recientemente se ha observado que el CIA influye en el comportamiento alimentario compulsivo en roedores. Hasta ahora, se sabe poco sobre los mecanismos del circuito neural que subyacen al comportamiento compulsivo del consumo de drogas.

Un equipo de investigadores chinos ha sugerido que el CIA es uno de los principales impulsores del consumo compulsivo de cocaína en ratas, según un estudio que publica Science Advances. Para la investigación se entrenó a ratas de manera que se administraran a sí mismas cocaína durante doce días y se las castigaba con un leve golpe en la pata cuando la consumían.

El 66 % de los roedores dejaron de consumir cocaína una vez iniciado el castigo, mientras que el 34 % resistieron y siguieron consumiendo. Estos resultados están en consonancia con un estudio anterior e imitando el comportamiento humano. Las ratas que buscaban cocaína compulsivamente y sin dejarse influir por el castigo mostraban una mayor actividad neuronal que indicaba un CIA hiperactivo con neuronas que se remontaban al córtex orbitofrontal.

Al inhibir las neuronas del CIA y el circuito que forman con el córtex orbitofrontal ninguna de las ratas consumió cocaína una vez iniciado el castigo. Sin embargo, cuando los investigadores activaron quimiogenéticamente ese mismo circuito, el 80 % de los animales buscaron cocaína de forma compulsiva.

La capacidad de regular el consumo compulsivo de cocaína inhibiendo y activando ese circuito sugiere que esta vía desempeña un papel clave en el paso del comportamiento controlado al compulsivo, señalan los investigadores y establece una nueva diana para el desarrollo de futuras terapias.

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