Los dicinodontes tenían un aspecto reptiliano, con picos similares a los de las tortugas.
Desde su descubrimiento hace 176 años, uno de sus rasgos definitorios ha sido el par de colmillos que sobresalen en sus mandíbulas superiores, de hecho, el nombre dicynodont significa incluso "dos dientes caninos".
Los investigadores Megan Whitney, de la Universidad de Harvard, y Ken Angielczyk, conservador del Museo Field de Chicago, quisieron averiguar por qué los colmillos de dicinodontes se llaman colmillos sin contar con los requisitos oficiales para ello.
Los detalles del estudio se publican hoy en Proceedings of the Royal Society B.
No todos los dientes que sobresalen son técnicamente colmillos. Solo la composición de los dientes y los patrones de crecimiento dicen si lo son o no.
"Para este trabajo, tuvimos que definir un colmillo, porque es un término sorprendentemente ambiguo", dice Whitney.
Para que un diente sea un colmillo, tiene que extenderse más allá de la boca, seguir creciendo durante toda la vida del animal y, a diferencia de los dientes de la mayoría de los mamíferos (incluidos los nuestros), debe estar cubierto de dentina en lugar de esmalte duro.
Bajo estos parámetros, los elefantes, las morsas y los facóqueros tienen colmillos pero los roedores, por ejemplo, no, porque aunque a veces sobresalen y no dejan de crecer, tienen una banda de esmalte en la parte delantera del diente.
Algunos de los colmillos de dicinodonto tampoco parecían ajustarse a la definición de colmillo: estaban recubiertos de esmalte en lugar de dentina.
La diferente composición de los dientes es una estrategia evolutiva. Los que tienen esmalte -como los de los humanos- son más resistentes que los de dentina, pero son una desventaja porque tienen difícil arreglo: una vez que crecen, si se rompen, no hay solución.
Los colmillos, por el contrario, son menos duraderos que nuestros dientes recubiertos de esmalte, pero crecen continuamente, incluso si se dañan.
Para estudiar si los colmillos de los dicinodontes eran realmente colmillos, los investigadores cortaron láminas delgadas como el papel de los dientes fosilizados de 19 especímenes de dicinodontes de diez especies diferentes y examinaron su estructura.
También utilizaron escáneres de micro-CT para examinar cómo se fijaban los dientes al cráneo y si sus raíces mostraban evidencia de crecimiento continuo.
Descubrieron que algunos dientes del dicinodonto eran realmente colmillos, mientras que otros, sobre todo los de algunas de las primeras especies, eran simplemente dientes grandes.
Para Whitney fue un hallazgo sorprendente: "Esperaba que hubiera un punto en el árbol genealógico en el que todos los dicinodontes empezaran a tener colmillos, así que me pareció bastante sorprendente que viéramos que los colmillos evolucionaban de forma convergente".
"Los colmillos de los dicinodontes pueden decirnos mucho sobre la evolución de los colmillos de los mamíferos en general", dice Angielczyk.
"Los dicinodontes eran los vertebrados más abundantes y diversos sobre la tierra justo antes de la época de los dinosaurios, y son famosos por sus "colmillos". El hecho de que en realidad solo unos pocos tengan verdaderos colmillos, y el resto tenga grandes dientes, es un bello ejemplo de evolución que podemos documentar. Podemos ver cómo se construye un colmillo", afirma Brandon Peecook, conservador del Museo de Historia Natural de Idaho.
Los investigadores creen que el estudio, que muestra el primer caso conocido de colmillos verdaderos, podría ayudar a los científicos a entender mejor cómo funciona la evolución.