Sobre el punto comento algunas tareas convenientes para potenciar los jardines, muy apropiadas para esta temporada.
Comencemos por la fertilización: las plantas explotan mostrando sus flores y sus hojas nuevas, sus ramas crecen ricas y fuertes y por ello necesitan que su suelo ofrezca todos los elementos sólidos materiales y minerales solubles indispensables para revitalizarse. El agua que se encarga de diluir esos elementos y transportarlos hasta las raíces. El jardinero puede y debe aportar materia orgánica, mejor aún con humus de lombriz incorporándolo al suelo, removiendo la tierra con las herramientas apropiadas, aireándola.
Los fertilizantes químicos que hasta hace poco eran inocuos en el invierno, hoy son de una gran ayuda. Los compuestos granulados de liberación lenta tienen una equilibrada mezcla de nitrógeno, fósforo, potasio y otros micronutrientes, que alimentarán las plantas durante un par de meses No exageres, de a poquito nomás.
Segundo: si quisieras hacer algunas renovaciones en tu jardín para mejorar sus aspecto y favorecer a la arquitectura, no vayas a esperar las altas temperaturas del verano; la primavera tiene mejores condiciones. Es cuando la vitalidad y la biología de las plantas están más activas y facilitando su enraizamiento y su crecimiento. Todas las hormonas en acción diría un humanista. La vegetación se acomoda fácilmente en su lugar de trasplante sin mucho riesgo a deshidratarse. Por supuesto no te olvidarás de regar las plantas en el momento de la reubicación, cuando acabes la resiembra.
Los trasplantes van de menor a mayor acompañando el crecimiento. De los envases pequeños, de las macetas pequeñas, se pueden trasladar a macetas más grandes y de las macetas más grandes al suelo y así sucesivamente. Es momento oportuno de multiplicar las plantas, se pueden sembrar semillas, reproducir ramitas o esquejes y reubicarlas en lugares apropiados por su estética y botánica. Las de sol en el sol, las de sombra en sombra.
¿Y el pasto? ¡Oh, grata sorpresa! Es el momento más apropiado para reproducir y resembrar. Sí que crece. Aquellas plantitas que lo invadían, vencidas por la ley del más fuerte de la natura, darán su lugar al vigoroso pasto. Los sitios pelados empezarán a cubrirse siempre que estén al sol, claro, con plantas frescas y tiernas.
Es la época del frecuente sesgado del pasto, hay que cortar una vez a la semana favoreciendo su crecimiento y desfavoreciendo a los yuyos que lo infectan. En poco tiempo tendrás una pradera verde y homogénea.
Consejo final, no te olvides del riego. Es necesario reprogramar los controladores automáticos a riego frecuente de una o dos veces por día según fueran la absorción del suelo y su drenaje. Un modo de saber si está bien regado es meter el dedo índice en tierra después del ejercicio de riego. Si penetra fácilmente 2 cm y sale embarrado es señal de que la tierra está bien removida y húmeda.
Esfuérzate en regar todo y tendrás como premio el fresco verde de tu pradera. El agua es el facta factótum de la vida vegetal. Me regalas. Te regalo. Cuidar lo cultivado. Adornar el marco hábitat del hombre, es honrar la vida y vaya si necesitamos honrarla.
¡Feliz Primavera!