Ser excelente o exigente
Es muy diferente ser excelente en el trabajo que ser exigente. Muchas veces movernos desde un lugar de exigencia, de dureza, de rigidez, de poca paciencia con nosotros y los otros es lo que nos lleva a sentir resistencia al trabajo. Cansando así al cuerpo, mente y al equipo en general. Ya que todos preferimos estar en un ambiente de paciencia, confianza, capacidad de fluir, reconocimiento mutuo y efectividad. Esta demostrado que tipo de ambiente favorece al mejor desempeño de todos. Solo basta con mirar a empresas como Google, Apple, etc.
Pero este ambiente debe empezar por uno mismo. Comenzar a trabajar desde un lugar de excelencia es solo una elección interna.
“Me voy a mover desde un lugar de paciencia, de creatividad, de confiar mi mismo, inclusive de diversión, dando lo mejor de mi y confiando que puedo hacerlo”, es un buen recordatorio mental. Confiar en que tengo la capacidad de realizar la tarea que se me presenta.
Ante ciertas tareas desafiantes sentimos miedo de no poder o que sobrepasa nuestra capacidad. Si bien es importante pedir ayudar y trabajar en equipo, primero es clave decirnos internamente: “Si se me presenta es porque yo puedo, yo tengo la capacidad. Hay algo que yo puedo descubrir de mí mismo, algo que yo puedo dar a mi trabajo y a las personas de esta empresa”.
Descansar: la falta de sueño nos quita claridad, nos deja irritables y con pensamientos más negativos de lo normal. Al final compartimos una técnica que te va a ayudar a conciliar el sueño.
Estar bien nutridos: el alimento es nuestro combustible, si no estamos consumiendo buen calidad de granos enteros, aceites puros, vegetales y frutas esto afectará nuestra lucidez y desempeño.
Contar con una herramienta para confiar en mi mismo, llenarme de energía, soltar los miedos y exigencia.
Por unos minutos, vamos repetir esta frase del Sistema Isha como un pensamiento mas llevando la atención al centro energético del pecho y ojos cerrados: “Alabanza al amor por este momento en su perfección”, enfocados en anclarnos en el momento presente, en traer todas nuestras energías que capaz están dispersas en el afuera, en los miedos, pensamientos del futuro que no ha sucedido.
Podés realizar esta práctica por unos minutos cada vez que te sientas sobrepasado, con resistencia o sin energía. También podes tener presente esta frase con ojos abiertos en reuniones y actividades diarias. Y antes de dormir para conciliar el sueño.
Recordá siempre que cuando uno cambia, el mundo cambia.