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Cuando la casa del Príncipe se percató de que la solicitud de una licencia para celebrar el matrimonio en el castillo de Windsor abriría las puertas del histórico edificio para que cualquier plebeyo pudiese casarse también allí por lo civil durante los tres años siguientes, se decidió cambiar de sede.
La ceremonia se celebrará el 8 de abril en el Ayuntamiento de Windsor, en el centro comercial de la ciudad, pero, según informa hoy el diario "The Guardian", los asesores del Príncipe no parecen haber caído en la cuenta de que no se podrá negar la entrada a la ceremonia a ningún miembro del público.
Según Stephen Cretney, miembro emérito del All Souls College, de Oxford, el reglamento por el que se permitió la celebración de matrimonios civiles en lugares distintos de un juzgado señala con claridad que es necesario admitir al público.
El reglamento establece específicamente: "Se permitirá el acceso gratuito del público a cualquier ceremonia de matrimonio solemnizada en lugares debidamente aprobados".
Cretney, autor de una obra sobre las leyes de familia en la Gran Bretaña del siglo XX, había advertido antes de que el Príncipe de Gales y Camilla no podían casarse en el castillo de Windsor sin que ello diese automáticamente derecho a otras parejas a contraer allí también matrimonio.
Pero no paran ahí las cosas, sino que el experto británico argumenta que, según esas leyes, la familia real británica no puede contraer matrimonio civil, por lo que ha propuesto al Gobierno que presente una propuesta de ley al Parlamento capaz de eliminar de una vez por todas las dudas sobre la legalidad del próximo enlace.