Transición

Comenzó antes de tiempo y el guion es tan parecido al de otras que ya vimos, que es inevitable sentir un déjà vu.

Ante el pedido de Santiago Peña, de frenar algunas de las licitaciones en lo que queda del gobierno de Mario Abdo Benítez, el Presidente en ejercicio respondió: “No nos van a imponer un criterio. De balde se ponen histéricos”, además de anticipar que durante los 5 años de gobierno del cartismo, los mismos tendrán “disenso interno”.

Lea Giménez, integrante del equipo de transición del futuro gobierno de Santiago Peña, comentó que ha recibido indicaciones de solicitar al actual gobierno de Mario Abdo, a que no realice nuevas contrataciones de funcionarios, salvo “extrema necesidad” y tampoco que se avance con licitaciones “que no sean urgentes”. Si al asumir Peña, encuentran irregularidades tendrán que volver a analizar todo y rever los contratos.

Es nuestra Constitución Nacional la que establece este largo período de transición entre un presidente saliente que cada vez gobierna menos y un presidente electo que aún no puede gobernar.

A diferencia de la mayoría de los países, en Paraguay el lapso entre las elecciones generales y la toma de posesión del nuevo Gobierno es relativamente largo, lo cual puede ser bueno si se utiliza como corresponde o muy malo si se dilapida y se permite que las especulaciones, la paralización, la incertidumbre retrasen el abordaje de los desafíos más urgentes, minen la confianza ciudadana y posterguen la toma de decisiones no solamente en el Estado, sino también en el sector privado. El aprovechamiento del período de transición, lamentablemente, no ha sido precisamente la práctica común. Para utilizar una metáfora futbolera, lejos de ser de descanso, estos cuatro meses tienen que servirle a Santiago Peña de intensa pretemporada, para jugar el campeonato más importante de su vida.