Bancas son del pueblo

A la hora en que estoy escribiendo este material, todavía no ha ocurrido la reunión del partido Patria Querida que, entre otros temas, tenía previsto tratar el tema del senador Orlando Penner, a quien quieren despojar de su banca en el Senado.

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Luego, escribo solamente con los pronunciamientos previos de figuras referenciales del mencionado partido y sin conocer su pronunciamiento formal que, eventualmente, puede ser distinto.

La idea central de todos estos pronunciamientos previos es simple: Las bancas son de los partidos. Le agregan un barniz “ético” para disimular que están pretendiendo violar nuestra Constitución de un modo que no puede ser diferenciado del que desarrolla el grupo Cartes.

Y esta idea de que las bancas son del partido, brutalmente inconstitucional, permea a toda la autodenominada “oposición democrática”, que de democrática tiene solamente lo que significa para el equilibrio del sistema su oposición a Cartes, pues desde el punto de vista de los principios, no se diferencian: Véase la expulsión de senadores del partido Liberal Radical Auténtico por no someterse, los expulsados, a mandatos imperativos expresamente prohibidos.

El Artículo 182 de nuestra Constitución proclama y establece que los miembros del Congreso son “elegidos directamente por el pueblo”. No dice “serán elegidos por los partidos”, dice por el pueblo. Su Artículo 187 dispone y garantiza que los miembros del Congreso elegidos por el pueblo “durarán cinco años en sus mandatos”. No dice “los partidos podrán interrumpir los mandatos de los elegidos” y no dice “los mandatos de los partidos” sino “sus” mandatos, los de los legisladores personalmente. Y su Artículo 201 define y consagra que los legisladores “no estarán sujetos a mandatos imperativos”. No dice “deberán obedecer las instrucciones de los partidos”.

Estos “opositores democráticos” se caracterizan por una defensa selectiva de las partes de nuestra Constitución que les conviene al tiempo en que pisotean, igualito que Cartes, las que no les convienen. Un ejemplo es el silencio cómplice que han guardado ante la derogación fáctica del Artículo 107 de nuestra Ley Fundamental que garantiza la libre concurrencia mediante el decreto 1400, todo porque muchos de sus beneficiarios en APESA, son sus financistas.

Por eso y por cosas como esa es que poca gente les cree. Esta “oposición democrática” no crece porque todo el país ve que son meros oportunistas que cuando estén en el poder, no serán muy diferentes al cartismo.

Esta “oposición democrática” que abiertamente quiere someter a las instituciones representativas a la férula de órganos particulares que nada tienen que ver con la voluntad del pueblo, además plantea como método de acción la política facciosa “que convierte la competencia entre adversarios propia de la democracia en guerra entre enemigos” propia de los totalitarismos (José María Aznar).

evp@abc.com.py

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