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Lo hacían pese a que la misma empresa había anunciado primeramente una semana de “tolerancia” para no multar a quienes aún no pagaban por estacionar.
Tolerancia que en realidad más que para los conductores parecía dirigida hacia la misma empresa que pese a los años que viene insistiendo judicialmente para cobrar por el estacionamiento, aún no terminó de ajustar los detalles operativos de su aplicación y de la expedición de facturas por los montos percibidos.
Ante las masivas quejas, la empresa anunció luego que la mentada “tolerancia” se extendía hasta el 21 de este mes, mientras muchos conductores en su buena fe y falta de información siguieron pagando por el estacionamiento.
La intervención de la Dirección de Ingresos Tributarios y la de la Secretaría de Defensa del Consumidor, obligaron esta semana al intendente de Asunción Óscar Rodríguez a suspender sin plazo definido la implementación del cobro hasta tanto la concesionaria resuelva sus problemas internos.
El nuevo bochorno nos lleva a recordar los detalles de un proceso de concesión que cede una atribución municipal a una empresa privada por 15 años y al que bautizamos como una sospechosa herencia en un comentario anterior.
La concesión había sido diseñada bajo la intendencia de Arnaldo Samaniego, y concedida a toda máquina por su reemplazante interino Omar Pico, a solo cinco días de que asuman el nuevo intendente Mario Ferreiro y los concejales electos.
Sólo ese detalle ya es altamente sospechoso: ¿cómo un concejal que está por muy poco tiempo en el cargo, porque Samaniego estaba buscando la reelección, asumió un compromiso municipal de varios lustros?
Esto además de que una de las competidoras denunció ante la Contraloría que Omar Pico “de manera inesperada, sorpresiva y encubierta” violó procesos formales y administrativos internos, porque aunque Parxin presentó balances de los tres últimos años sin movimiento, le adjudicaron todos los puntos.
La responsabilidad fue compartida por el nuevo intendente Mario Ferreiro, quien en lugar de parar la concesión, la promulgó, con cuestionamientos de por medio porque su entonces jefe de gabinete Max Rejalaga había asesorado previamente a la empresa adjudicada.
Pero luego la Contraloría recomendó la rescisión del contrato y el entonces Defensor del Pueblo amenazó con un recurso de amparo si el intendente no rescindía el contrato, algo que finalmente hizo.
El resultado: la empresa demandó al municipio, ganó la demanda y el nuevo intendente Nenecho Rodríguez asegura que el camino es otorgarle la concesión o indemnizarla por 5 millones de dólares.
El último episodio bochornoso es el de un grupo de conductores a quienes el jueves los inspectores les pusieron cepos por haber estacionado del lado derecho de una calle en el que existe un cartel con la leyenda de prohibición de estacionar.
El detalle es que la empresa Parxin había pintado esos cordones de vereda como sitios habilitados para estacionar dentro de la concesión que le fue otorgada en esa zona.
Los conductores reclamaron y la respuesta de una inspectora quedó inmortalizada en una grabación:
- Parxin está suspendido. ¿Viste las redes sociales? Te muestro.
Claro, eso antes de retirar nuevamente todos los cepos que habían colocado.