Le falló el timming

Tras dos jornadas de manifestaciones, con represión incluida, el presidente Mario Abdo Benítez parece no entender el claro mensaje de la ciudadanía: que se vayan todos.

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Cansados de la corrupción, de la petulancia de algunos ministros y por sobre todo del descarado robo impune, los ciudadanos copaban las calles mientras las autoridades se llamaban a silencio. Para peor, en la noche del viernes, los manifestantes fueron brutalmente reprimidos y repelidos a punta de carros hidrantes y balines. Un triste escenario en el que paraguayos se enfrentaban a otros paraguayos mientras los corruptos y manguruyuses lo veían por tevé. En el segundo día de protestas, desde el Gobierno decían que el presidente ofrecería una conferencia de prensa. Todos esperábamos que dejara por un rato su Biblia y que diera la cara y enfrentara con altura las horas más oscuras de su mandato. Tenía la excelente oportunidad de hablar a su pueblo y tal vez, solo tal vez, con eso tener un poco de oxígeno para continuar y obtener algún atisbo de empatía de los indignados. Pero no, una vez más le falló el timming y la estrategia de comunicación. En un mensaje grabado, leído por teleprompter anunció pero no anunció los cambios dentro de su gabinete: Salud, Educación (¡por fín), Mujer y Gabinete Civil, sin dar nombres ni detalles. Abdo juega cada vez más al filo de la navaja y con la paciencia de los ciudadanos, tanto de quienes le han votado, como los que no. Viene cometiendo errores que crecen como bola de nieve y su reacción ante los embates políticos, económicos y reclamos ciudadanos llega demasiado tarde. Si bien es cierto que nadie se esperaba que en estos tiempos nos azotara una pandemia, era una excelente oportunidad de ser diferente y disimular al menos los saqueos a las escuálidas arcas del Estado. Para más desgracia, quienes no tenían que irse (Julio Mazzoleni y Guillermo Sequera) terminaron yéndose pero no por ineptos. Porque desde el vamos se negaron a someterse al juego político pero terminaron siendo devorados por el sistema. Si de verdad Marito es un “hombre de bien”, como dice, si de verdad le quiere hacer un favor a este país, primero que de la cara y que soporte los embates que ello implica. Y segundo, que cumpla con lo que prometió: la política del “caiga quien caiga”, así sea él. Aunque también sabemos que lo que venga después sea igual o incluso peor que él. Es la historia de Paraguay: una encrucijada política permanente que padecemos los ciudadanos.

mescurra@abc.com.py

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