“Ahora estalló todo”

El conocido industrial Oscar Vicente Scavone ha venido a decirnos lo que ya sabíamos: la ineficiencia del Ministerio de Salud Pública en el manejo de la epidemia del coronavirus. Pero en la voz del señor Scavone tiene otra resonancia por tratarse de un profesional vinculado desde siempre a la actividad farmacéutica. Sabe lo que dice y por qué lo dice. Le dan la razón, sin ahondar en papeles, los pacientes y familiares desesperados que buscan, sin encontrar, las medicinas que requieren con suma urgencia. Los hospitales están vacíos. Médicos y enfermeras, angustiados por la imposibilidad de dar respuesta.

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El doctor Scavone califica la administración de Mazzoleni –que renunció el viernes– como la peor en sesenta años”. Nos recuerda que la pandemia nos hizo “tocar fondo” y que “destapó y aceleró el faltante de medicamentos. Ahora estalló todo”.

No, no estalló todo. Falta aún un largo y desconsolado camino por andar. Todavía hay miles de personas que tienen que caminar por el calvario levantado por un gobierno inútil.

Desde el inicio de la pandemia, hace un año, no hubo un día sin que los datos de fallecidos y contagiados descendieran. Al contrario, siempre en aumento. Quiere decir, entonces, que con un simple cálculo se sabía, se podía haber sabido, que íbamos a enfrentarnos hoy a esta situación.

De cuanto dijo el doctor Scavone, hay una denuncia que es para tumbar un Gobierno, no solo un ministro. Después de señalar la falta en los hospitales de dos medicamentos esenciales para terapia intensiva, recordó que en agosto del año pasado el Ministerio de Salud Pública había llamado a licitación para la provisión de los mismos, recibió las ofertas, pero no hubo adjudicación. Y aquí está la consecuencia: escenas dramáticas en los hospitales.

Para empeorar, los pacientes están absolutamente indefensos, solos, sin más consuelo que las manos piadosas de los médicos y las enfermeras, muchos de los cuales ya han dejado su vida en esta aventura que cae desde el Gobierno, único culpable. Sí, claro, también la población que no se cuida, que cree vivir en tiempos normales. Pero la inconsciencia, hasta criminal, de unos ciudadanos, no mitiga la responsabilidad del Gobierno. Una vida que se pierde no es solo esa: es parte de la vida nacional, por eso nos afecta, por eso nos duele, por eso el Estado tiene que cuidarla.

La indefensión de las víctimas y de sus familiares está en la indiferencia, entre otras instituciones, de la Defensoría del Pueblo que no mueve un dedo por averiguar, al menos, por qué se ha llegado a esta situación. El Dr. Scavone nos adelantó algo, pero tiene que haber más, mucho más, de lo que se sabe públicamente. Debería también ocuparse de investigar –es su función– los trámites del Gobierno para conseguir las vacunas. Qué hizo y, sobre todo, qué no hizo, para que hoy nos encontremos solamente con promesas en las que ya nadie cree, menos todavía a partir de esa poquita cantidad que ha llegado.

También la Fiscalía General del Estado debería de intervenir. Se sabe que el país se endeudó hasta la coronilla para, supuestamente, hacer frente a la pandemia con alguna comodidad. Y nada. No creemos que el Ministerio Público se interese en este caso. La fiscala general está en otros asuntos. Hay muchos delincuentes a quienes hay que blanquear.

Igualmente, aun cuando Mazzoleni ya no está, el Parlamento debe esclarecer, a través de una comisión investigadora, qué es lo que realmente está sucediendo. La misma tarea debería encarar la Contraloría General de la República.

Lamentamos la muerte de muchas personas víctimas del covid-19. Lamentaríamos mucho más saber, en algún momento, algún día, que murieron por falta de medicamentos. Peor aún, porque no tuvieron dinero para comprarlos.

alcibiades@abc.com.py

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