La restricción horaria favorece a la clandestinidad, denuncian gremios

Con 100 personas hasta la medianoche –que son los límites– no hay evento que pueda generar lo que necesita la economía del sector para la reactivación, lamentó Sonia Cáceres, presidenta de la Asociación de Empresas Paraguayas Proveedoras para Eventos (Aseppe).

La realidad es que el Gobierno sigue coartando la libertad de circulación y el horario de trabajo desde hace casi un año, con las medidas por la pandemia, lo que está asfixiando con deudas y al borde de la quiebra a las empresas formales del ramo de bares, eventos y afines, indicó.

“Nos están matando, hoy en mi rubro los empleados están ganando solo por eventos realizados y encima, con lo mal que está la economía, las actividades se recortaron, porque si se invita a las 17:00 a una celebración o encuentro, con el calor que hace en nuestro país a esa hora, la gente no quiere ir”, expresó.

Por su parte, el directivo de la Asociación de Bares del Paraguay (Asobar), José Carlos Talavera, se manifestó decepcionado porque el decreto 4880, al no cambiar nada para el rubro de bares y eventos; pues mantiene las restricciones horarias que limitan estratégicamente la actividad, poniendo en aprietos de rentabilidad de muchos emprendimientos.

“La realidad es que el Gobierno nos pone en una dura posición, en la que probablemente las empresas del ramo nos veamos obligados a extender el horario por cuenta propia. Eso implicará unir miles de empresas para hacerlo en simultáneo”, expresó.

Remarcó que presentaron muchas notas ante el Poder Ejecutivo para solicitar que el horario de apertura de locales se extienda al menos hasta las 3:00 a.m. para los locales nocturnos, pero pese a que se les prometió analizar la situación y mejorar los horarios, en el decreto señalado se volvió a restringir hasta la medianoche para todos los locales gastronómicos y eventos, lo que favorece a la clandestinidad.

Destacó que numerosos locales siguen operando de manera irregular toda la madrugada y que las personas permanecen en los bares que sí respetan las normativas hasta el cierre y luego amanecen en eventos clandestinos.

Insistió que la situación a los bares les es insostenible debido a que desde hace un año trabajan de manera reducida y, pese a que algunos accedieron a créditos, hoy los ingresos ya no alcanzan para cubrir todos los costos operativos.

Informó que se reunirán en los próximos días con los miembros de Asobar para decidir qué medidas tomar, considerando que una de las opciones sería ignorar el decreto y extender el horario todos juntos, puesto que ya están desesperados debido a los pocos ingresos. “Exhortamos al Gobierno que confíe en el sector formal y extienda los horarios para que los locales donde se respetan las normativas sanitarias puedan seguir sosteniendo empleos”, expresó.

Aunque sea una hora más y vacunación

Otro gremio, la Asociación de Restaurantes del Paraguay (Arpy), pide al menos extender una o dos horas más el horario de atención, porque el cierre a las 0:00 les queda muy ajustado, les pone en la incómoda situación de tener que invitar a salir del local a los clientes que todavía no han finalizado la cena, según explicó su titular, Oliver Gayet. La esperanza del ramo es que se apure la campaña de vacunación masiva, porque los restaurantes y locales gastronómicos están en solo cerca del 50% de actividad, respecto a antes de la pandemia.

Concordó con otros gremios en que la clandestinidad está muy difundida en el ramo, incluso a pocas cuadras de comisarías e instituciones de control.

Bebidas hasta medianoche

El decreto número 4880 establece solo la extensión horaria para la venta de bebidas alcohólicas. De haber sido hasta las 22:00, ahora la autorización es hasta las 23.59. Así, la prohibición para la comercialización de esos productos va desde las 00:00 hasta las 05.00.

Las restricciones para el sector gastronómico, cultural y de eventos se mantienen inalterables en el nuevo decreto. Los restaurantes y otros pueden abrir hasta la medianoche y la cantidad máxima de clientes es de 100.

Los propietarios de bares alegan que mientras unos cumplen muchos operan fuera hora, en la clandestinidad.