Las viviendas expoliadas de los cristianos en Irak

La mayoría de los cristianos que estuvieron amenazados o tuvieron miedo durante la guerra, huyeron de Irak, dejando atrás viviendas que han sido expoliadas por milicianos o vecinos poco escrupulosos. Y para muchos, recuperarlas es un combate perdido de antemano.

Familia cristiana de Irak, también conocidos como católicos caldeos.
Familia cristiana de Irak, también conocidos como católicos caldeos.SAFIN HAMED

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“Acabé vendiéndola al precio que me ofrecían”, dice Fawzi Boulos, de su vivienda de casi 350 m2 en una avenida elegante de Bagdad donde no ha vuelto a poner un pie desde 2007.

Por entonces, cuando la violencia confesional ensangrentaba la capital, este veterinario decidió irse. Una vez en Kurdistán, cuenta, supo que la habían ocupado unos hombres.

Los años siguientes, tras volver a la capital iraquí, le llovían las amenazas de muerte cada vez que trataba de acercarse a su casa.

Contrató a un abogado por 15.000 dólares, recurrió a la comandancia militar e incluso pidió ayuda al primer ministro de la época. Pero no sirvió de nada.

Entre los gastos de la justicia, sobornos a supuestos mediadores estima que casi ha gastado lo que los ocupantes aceptaron pagar por su casa: 400.000 dólares, muy por debajo del mercado en Bagdad donde las casas se venden por más del doble.

Ni partido ni tribu

William Warda, que creó la ONG Hammurabi para defender a las minorías, ha llevado decenas de casos como éste a la justicia.

Siempre es la misma historia: los propietarios o allegados que cuidaban las viviendas después de marcharse vieron desembarcar de la nada a hombres amenazantes -a menudo armados - que los expulsaron.

En voz baja, muchos propietarios -ya sean miembros de la minoría cristiana o musulmanes que sufrieron la guerra civil o purgas de los miembros del régimen depuesto de Sadam Husein- acusan a los grupos armados de estar implicados.

Estas facciones son actualmente poderosos batallones chiitas, a menudo pro Irán, que controlan el Parlamento y varios ministerios.

Ante ellos, los cristianos en particular se sienten desarmados.

“Los musulmanes pueden recurrir a partidos políticos o tribus para defenderlos, nosotros no” , asegura el sacerdote greco-ortodoxo Yunan al Farid.

En el Parlamento, un sistema de cuota impone la presencia de cinco diputados cristianos. Pero en un sistema de listas, defienden más los intereses partidarios que los comunitarios.

Hectáreas robadas

En 2008, el Estado creó una Comisión encargada de expulsar a los ocupantes. En la época, el país trataba de superar la guerra civil y numerosos contenciosos entre chiitas y sunitas fueron resueltos por esta vía.

En total, la Comisión de cuatro miembros encargada de Bagdad y de sus 10 millones de habitantes devolvió a sus propietarios más de 26.500 casas.

Pero en el caso concreto de los cristianos, menos proclives a recurrir a la justicia y que a menudo se han ido al extranjero, solo los ocupantes de 50 casas han sido expulsados, según la Comisión que no comunica el número de denuncias recibidas.

En la provincia de Nínive (norte) , donde el grupo Estado Islámico (EI) se instaló en 2014, multitud de facciones armadas nacidas de la lucha antiyihadista han prohibido el acceso a sus tierras agrícolas a los propietarios cristianos.

Washington incluso ha sancionado a varios jefes milicianos -entre ellos un cristiano- por ocupar las tierras de pueblos enteros.

¿Cuántas viviendas de cristianos han sido expoliadas en total?

“Mucha gente ha forzado las puertas o alterado las escrituras pero no hay datos disponibles” , dice el padre Farid.

No obstante, como ve regularmente a las familias, se atreve a dar un pronóstico: “20% de los casos se han resuelto” .

Es necesario que los propietarios lo hagan saber, dice el jefe de la Comisión antiocupación, el general Mudhir al Mula.

A merced del príncipe

Son las familias las que tienen que juntar la documentación original, y él se encarga de desentrañar los papeles falsos creados por los ocupantes y después movilizar a soldados y policías para expulsarlos.

Pero es el pez que se muerde la cola, dice Warda de la ONG Hammurabi. “Los jueces solo pueden actuar cuando se recurre a la justicia” .

En uno de los países más corruptos del mundo, cristianos y musulmanes repiten hasta la saciedad que no sirve de nada denunciar, en particular contra los milicianos.

Y es que aunque la justicia le ha dado la razón a las familias cristianas, “las fuerzas del orden nunca la han ejecutado” , dice Warda.

Un hombre ha hecho un llamado recientemente para que las cosas cambien: el exjefe de milicia Moqtada Sadr, terror de los estadounidenses y de las minorías durante los años 2000.

Con el anuncio de la visita del papa, a principios de marzo, el líder del primer bloque parlamentario -y de miles de paramilitares - instó públicamente a que se les devuelvan las viviendas a los cristianos.

Pero tanto cristianos como responsables alegan unánimemente que la mayoría de los ocupantes son precisamente ‘sadristas’.

“Sólo tiene que ordenar a sus hombres que salgan de nuestras viviendas en vez de hacer este tipo de anuncios (...) meramente oportunistas con la visita del papa” , dice un cristiano harto.

“No tenemos ni ley ni institución que garantice la ciudadanía de todos” , dice por su parte Warda. “Y mientras sea el caso los cristianos dependerán de lo que al príncipe le dé la gana” .

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