El Estado al servicio del Partido Colorado

Unos audios que tomaron estado público revelan cómo el director de aeropuertos de la Dirección de Aeronáutica Civil (Dinac), Douglas Cubilla, utilizó su cargo para favorecer al candidato cartista a la intendencia de Luque, Carlos Echeverría, para su reelección.

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Cubilla manifestó que es coordinador de un grupo colorado en la institución y que operaron para juntar más de 3.000 votos para el candidato a intendente de Luque.

Estos “grupos colorados” dentro de las instituciones públicas despiertan justificadamente sospechas sobre que no solamente son instrumentos de coerción electoral, sino de discriminación a favor del Partido Colorado para proveer ascensos y aumentos. Es una afrenta a la democracia que sigan existiendo y confirman que la nuestra no logra aún destruir el prebendarismo que la lastra desde el 13 de enero de 1947.

En efecto, sin vergüenza alguna Cubilla confirmó que en la institución la mayoría de los funcionarios “son colorados”, lo que significa que ingresaron por serlo, violando así la Ley 1626 de la Función Pública. De hecho, el aeropuerto siempre fue considerado feudo del exsenador Óscar González Daher, condenado en primera instancia a siete años de cárcel por enriquecimiento ilícito y declaración falsa, pese a lo cual parece mantener el poder intacto.

Con un cinismo superlativo amparado en la impunidad, Cubilla agregó que “no hace política dentro de la institución” y que ya se “acabó la época de arrearle a la gente”. Sin embargo, en la misma grabación habla del control de electores, para agregar que “dentro de la Dinac hay 731 funcionarios colorados que votan en Luque”. Justamente en la ciudad donde él estuvo operando fuertemente a favor del candidato Echeverría.

Con el mismo descaro, Cubilla negó que se haya presionado a los funcionarios a votar. No obstante, se vanaglorió de que dispuso de “3.268 votos controlados” a favor de su candidato. Afirmó que “nosotros simplemente llamamos a los funcionarios para saber si fueron a votar, eso no garantiza saber a quién votó, el voto es secreto”, en un intento por negar que ejercieran presión para que los funcionarios asistan a sufragar por su “caballo”. La citada cantidad excede el número de funcionarios, pero Cubilla aclaró que también incluía a familiares. ¿A estos también controló, y de qué forma? Él dijo que solo los controló telefónicamente, pero, entonces, ¿cómo puede estar tan seguro de que los mismos votaron a su candidato, como se estuvo jactando? Y, para mayor cinismo, con todo desparpajo aseguró que en la Dinac “no hacemos política dentro de la institución, no cometimos ese error porque tenemos instrucciones de arriba”.

La actuación de Douglas Cubilla es gravísima. Él es funcionario público pagado por todos los paraguayos y no por un sector determinado; por tanto, su proceder sectario es inaceptable, aun cuando no haga uso de recursos públicos en sus controles electorales (cosa harto dudosa que hay que investigar). Se trató de una actuación coercitiva y discriminatoria, por donde se la mire.

Esto que confesó el funcionario aeroportuario en los audios ocurre a lo largo y a lo ancho de la administración pública, en todos sus niveles, y confirma que el Partido Colorado no puede sobrevivir sin abusar de los recursos de todos los paraguayos, lo que debe terminar ahora, ya.

Estos días, el presidente de República, Mario Abdo Benítez, hizo alarde de postura independiente de los contrincantes en las elecciones municipales. Dijo que se mantuvo alejado de los movimientos en pugna como debería hacer cualquier mandatario. La misma actitud debieron tomar los funcionarios inferiores. No lo hicieron, por lo que incluso desde el punto de vista político, Cubilla debe ser destituido y procesado por lo que a todas luces parece configurar coerción a los votantes.

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